miércoles, 30 de diciembre de 2020

Una madrugada de victoria

Una madrugada de victoria/varias décadas de lucha

Hoy la lucha de las feministas me sacó de encima un peso que me acompañaba desde 1983 y que se manifestaba en el recuerdo tan vívido de las caras de miedo y dolor de las pacientes de la sala de ginecología del hospital cullen cuyo diagnóstico era 'aborto séptico'. Yo iba todas las mañanas a sacar sangre allí porque era técnico de laboratorio y estudiante de bioquímica. Así fue hasta 1994 en que pasé a otras funciones como especialista en gestión pública.
 
Hasta el olor de la sepsis, tan característico, recuerdo. Eran mujeres muy pobres, de cierta edad. No eran adolescentes, por lo menos no las que yo recuerdo. 
 
El trato por parte del personal de sala era bastante frío, aunque no ví hostilidad. Seguramente alguna enfermera habrá sentido empatía. Yo no sé bien, sólo iba a primera hora a sacar sangre y a veces en las guardias de fin de semana. Espero que, al menos, no hayan sufrido la hostilidad de la incomprensión de quienes, en definitiva, eran sus pares.
 
La mitad de esas pobres mujeres terminaba muriendo y casi todas ellas dejaban 2, 3, 5, 7 chiquitos huérfanos. Y todo por un capricho vetusto de carcamanes de la política y de la iglesia. Un forro que se rompe no es una decisión de vida. Una pastilla que no hace efecto o un DIU que falla no tienen por qué condicionar una, o muchas, vidas. Con esta ley no se van a hacer más abortos: Se van a salvar vidas. Esas vidas que no salvamos todos estos años de punitivismo ciego, medieval, oscurantista.

Apenas con 12 años (1973*) y cientos de libros leídos había decidido interesarme por la política, desde posiciones de izquierda nacional y popular. Y desde el primer momento, instintivamente, había decidido apoyar el derecho de las mujeres a la autonomía sobre sus vidas. No sé por qué. Por empatía tal vez. O por entender de forma amplia aquello que tanto me interesaba: Igualdad. Con el tiempo fui aprendiendo y/o desarrollando argumentaciones muy fuertes en el mismo sentido.
 
En 1985, los mismos sectores celestes se opusieron férreamente a la ley de Divorcio vincular. Iba a venir la destrucción de la familia y, por ello, de la sociedad, decían. Iban a venir cataclismos, terremotos, tsunamis. Los degenerados iban a salir a las calles a violar a nuestros niños. Pero el divorcio no era obligatorio. 48 horas después, el que se quiso divorciar, se divorció (incluso muchos de los que estaban en contra). El que no, siguió su vida. Ninguna catástrofe ni violación masiva ocurrió. La ley no era obligatoria.
 
En 2009 se votó la ley de Matrimonio Igualitario. Los mismos sectores que hoy son celestes clamaban preanunciando cataclismos, tsunamis, homosexuales que iban a adoptar niños para luego violarlos,  desangrarlos y beber su sangre, disolución de los lazos sociales, devaluación de las familias heteroparentales (¡!). 48 horas después de la sanción, el que se quiso casar con alguien de su propio sexo se casó. El que no, no. La vida siguió su curso. La ley no era obligatoria.

Los mismos cataclismos preanuncian hoy. Pero lo único que va a ocurrir es que esas 400 o 500 mujeres que mueren todos los años por abortos clandestinos van a poder sobrevivir para seguir criando a sus otros hijos y nuestro país va a ser un poco menos desigual. Nadie se va a hacer un aborto que no se lo hubiera hecho antes. La ley no es obligatoria. Y, como muestran los estudios basados en los muchos países que ya cuentan con ese derecho, los abortos van a bajar porque se liberan las medidas anteriores (educación sexual y anticonceptivos). Cuando se libera la medida de máxima, las medidas de base también lo hacen.
 
Esta madrugada del 30 de diciembre de 2020, a eso de las 4.00 los senadores argentinos aprobaron la ley de IVE por 38 votos a 29. Dentro de las 14 semanas, cualquier mujer puede decidir si continuar con un embarazo o dirigirse a un efector público o privado para que, con higiene y sin riesgos innecesarios, le realicen el procedimiento. En la inmensa mayoría de los casos se usará medicación, quedando para una minoría el clásico legrado.

El IVE existe en USA, Cuba, Rusia, Francia, España, Alemania, Canadá, China, Uruguay, Suecia, Dinamarca, Noruega, etc... O sea, la parte del mundo con mayor instrucción, con menor analfabetismo. Si admirás a algún otro país, apuesto mi sueldo a que en ese país hay derecho a la Interrupción Voluntaria del Embarazo.
 
Este mapa es casi, casi, el mapa del analfabetismo y la desigualdad en el mundo (en su gradación de amarillo a rojo). Hoy a mi país hay que pintarlo de verde
 
Hoy por fin, puedo dejar de ver esos rostros de miedo y dolor, esas facciones en peligro. Puedo dejar de llamarlos a la memoria, puedo darme permiso de olvidarlos. Ni yo sabía de esto, estaba bastante oculto hasta para mi yo consciente. Ni siquiera el debate de 2018 los significó, los sacó a la superficie. Solamente hace un par de semanas pude escribir algo sobre esto en Facebook. Y, a partir de allí, pude empezar a entender.

Es un peso en el pecho al que, finalmente, puedo dejar ir.
 
 
 
* Soros para 1973 recién estaba haciendo sus primeras inversiones en Londres, digo para los conspiranoicos
 
 
Esteban Cámara
Santa Fe, 30 de diciembre de 2020

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