lunes, 2 de enero de 2023

Entrevista con el tipo

En primer lugar déjenme aclarar que yo le voy a decir 'el tipo'. Pasa que cada uno le da un nombre distinto, su historia se ha significado y resignificado tantas veces como, exagerando, personas hayan tomado contacto con él o con sus hechos reales o ficticios. Su nombre puede significar tantas cosas que probablemente ha pasado a ser un significante vacío.

Bueno, luego de una investigación de 17 o más años, por fin tengo una línea de conexión con el tipo, un dato cierto de adonde encontrarlo y una casi venia para poder hacerle unas pocas preguntas. Un visto bueno caprichoso y mutable como todo lo que tiene que ver con él.

Finalmente, lo encuentro. Luego de varios años de nuestra reunión recién puedo difundirla, por un compromiso que acepté previamente. Lo entiendo, podrían hacerle mucho daño.

El lugar es una humilde playa del atlántico argentino, llena de familias que alquilan carpas a un precio increiblemente económico con respecto a las ciudades veraniegas de moda.

Allí estaba él apenas pasado mediodía con unas ensaladas, mariscos y pescado. Sobre la mesa, un vino tinto, soda y agua mineral. Al sentarme frente a él, agudo observador, parece darse cuenta de lo que pienso. Podría decirse que me lee el pensamiento y dice: me gusta hacer vida sana, es muy importante.

Pasa una mujer flaquita a su lado y le sonríe, es su pareja. Va con unos niños hacia el mar y me saluda con una casi imperceptible inclinación de la cabeza. Le dice: 'nos vamos hacia el mar, Cris'. Lo mira con una sonrisa pícara por algo que supongo es un chiste familiar. Los niños son tantos y tan distintos uno de otro que no alcanzo a contarlos.

El tipo mira a su gente alejarse y se nota que hace una rápida evaluación del contexto. No parece haber nada preocupante.

Aparentemente, tiene unos cincuenta años, pero eso no concuerda con la profundidad temporal de sus anécdotas. Algo no cierra. No obstante, yo ya algo había escuchado respecto de su ficticia juventud. 

Una cosa que siempre me llamó la atención es que no hay fotos de él. El nunca quiso (tampoco estoy autorizado a hacerlas) y los pocos que lo intentaron sufrieron el robo de los originales o las tomas aparecieron veladas o demasiado sobreexpuestas al extremo de parecer quemadas. El club de fans oficial decretó hace muchos años que el es de cabello lacio y rubio, de tez extremadamente blanca, flaco y de ojos azules. Pero el hombre que yo veo es algo grueso, de piel morena-cobriza, pelo ensortijado, ojos negros, cara redonda y labios gruesos. Nadie debería sorprenderse teniendo en cuenta su genética de medio oriente, tal vez con un toque originario.

Bueno, me dice. Usted pregunte.

Le pregunto: ¿Es cierto que con su grupo eran extremistas?

Jaaajajajjajaj, rie amplia y sinceramente. No, mi amigo, para nada. Jamás ejercimos la violencia. Sólo hablábamos algo con la gente en los interludios del espectáculo o circunstancialmente con los hosteleros o gastronómicos. Sí, eramos algo más parecido al Cirque du soleil, a una banda de rock o a un espectáculo de magia que a un grupo político, o a una iglesia. Mucho menos tuvimos que ver con los grupos armados de la época. Pasa que para el poder corrupto, cualquiera que no lo apoya es subversivo. Para nosotros todos los hombres y mujeres son iguales y no debería haber privilegios de cuna. Con eso basta para que el poder te odie. En algunos pueblos los ayudamos a formar cooperativas de trabajo, nada que pueda considerarse ni remotamente subversivo.

¿Qué pasó aquella noche? ¿Es cierto que hubo una traición y luego un suicidio del traicionero? ¿Es cierto que usted fue encarcelado y torturado? Muchos juran que usted fue asesinado cruelmente, aunque es claro hoy para mi que no fue así.

No, no, para nada. Hubo intervención policial, pero nadie fue detenido al menos aquella noche. Creo que eso se debió a que tuvimos mucha suerte.

Resulta, continuó, que estábamos por la zona de Cuyo en el patio de una pequeña bodega y aceitera del olivo que funcionaba como patio cervecero y restaurant. O vinero, mejor dicho. Hacían un Shirah espeso y de cuerpo macizo. Estábamos cenando despues de dar un espectáculo en un pueblo cercano. Eramos un grupo mediano. Resulta que uno de los muchachos se perdió en el camino al baño, se alejó mucho y terminó orinando en lo que resultó ser una vía pública cuando pasó una patrulla y lo levantó. Lo reconocieron como uno de nosotros y como nos tenían idea lo hicieron llevarlos hacia donde estábamos. Allí vino todo un sainete, algo de no creer: los policías entraron al jardín a los gritos amenazando, rabiosos y amartillando las armas. Dijeron que nos iban a matar a todos. 

Por una de esas afortunadas casualidades, uno de los comensales de una mesa cercana era un asesor del político más importante de la provincia y el bodeguero tenía tambien sus conexiones. Entre ambos y otros conocidos de la localidad convencieron a la patrulla de que no tenían por qué llevarnos, que éramos sólo un grupo de artistas bohemios. Se fueron al poco rato con unos billetes y unas botellas que les dieron. Nada del que nadie deba extrañarse.

El cumpa que los llevó hacia nosotros fue acusado de traidor por alguno del grupo, pero inmediatamente los demás lo convencimos de que era una acusación excesiva. 

Fue muy traumatizante, era claro que de habernos encontrado en otras circunstancias no la hubiéramos contado. Hubiéramos aparecido luego acribillados al costado del camino con una historia de enfrentamiento fraguado, como tantos. Fueron años de horror indecible y nosotros recién estábamos empezando a saberlo. Luego de esto, el grupo se desarmó. Comprendimos que estábamos en grave peligro y cada uno tomó su propio camino.

Al final casi todos escribieron su libro respecto de nuestra experiencia: Ninguno concuerda con el otro. Yo me río cuando los leo, llenos de exageraciones, ruido, furia y mojigatería. Hasta Magui, mi amada, escribió la suya. Esa es una de las más veraces. Yo nunca escribí el mío, mi versión. Sé que hubo un portugués que lo hizo 'por mí'. Me dijeron que es muy buena versión. Espero poder leerla algún día.

A algunos de los cumpas les fue bien, después. A otros muy mal. Se hizo una leyenda de nosotros, algo tremendamente desproporcionado. Por eso yo prefiero estar hoy en el anonimato, disfrutar de mi familia y mi mujer. Ella estaba aquella noche y quedó bastante traumada. Hay gente muy mala.

Ah, el cumpa de la orina indecente hoy tiene un taller de gnc en el conurbano. Está bastante bien, se llama Julio.

No puedo pretender ponerme a la altura de mi reputación, sería demasiado para cualquiera.

¿El nombre Iasu le dice algo?, le espeto bruscamente luego de una larga pausa, hecha a propósito para sorprenderlo. Sonríe casi sin quererlo y los ojos se le humedecen apenas, me parece. No pienso responderle eso, me dice un buen rato después, cortante.

Los niños y su madre volvieron de la playa en un arrullo multicolor de gorjeos alegres y fueron a abrazar y besar a su padre. El amor entre ellos era algo tangible y espeso como la miel en verano.

Él me miró como diciendo que ya mi tiempo se había acabado. Es increíble todo lo que puede decir con sólo una mirada.

Me despedí de esa hermosa familia con más dudas que antes, pero creo que valió la pena la búsqueda, la espera y la reunión. Espero que, a su vez, este texto represente algo de valor para ustedes.




Esteban Cámara

Santa Fe, 2 de enero de 2023