248; miércoles 18 de noviembre de 2020
Noche de sueño excepcionalmente buena. Despierto 8.45 y desayuno normal.
Sobre el final de la mañana, Julieta me dice que tiene que ir a buscar el aerosol para el asma, al hospital. Vamos y, como suele ocurrir, el mèdico no està y parece que viene el viernes recién. Es increíble como se ha deteriorado una atención de salud pública que en mis años ya no era buena. Es una falta de respeto total a la gente que es rehén de un sistema perverso. Casi nadie, entre los actores del sistema, está convencido de que es un DERECHO, no un regalo. Tienen que ir a las 6 de la mañana para conseguir un turno para que el mèdico los vea a la siesta, o te dan turno para dentro de dos meses, o tenés que tener algún conocido que te meta. Y si vas a una guardia tenès que esperar 3 o 4 horas a que te atiendan. Es una falta de respeto total al ciudadano. ¡Y se atreven a compara con el sistema de salud cubano que sí funciona!
La salud, día a día, se convierte más en un negocio y los que no pueden pagarlo ... se joden. Y a nadie le importa un pito. Eso sí seguimos pavoneándonos de nuestra salud pública, nuestros políticos lo hablan a cada rato en sus discursos pero dudo que el 1% haya ido jamás a atenderse ahí. Y se nota. Yo cuando fui funcionario le pregunté al subsecretario de salud si las cosas seguían siendo tan indignantes como siempre y el tipo, un médico versero e inútil, me boludeó con que no con que ahora había cambiado. Cambiado, las pelotas. No tenía ni idea de lo que decía, nunca había pasado por un hospital o por dispensario ni como paciente ni como profesional. Y hoy en día me parece que es peor. Urge una reforma profunda en salud, basta de hipocresía.
Para el almuerzo voy a hacer bistecitos de entrecot de cerdo con arroz congrí, un homenaje a Cuba.
Esteban Cámara
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