Texto con lenguaje soez, no adecuado para niños y niñas, para personas religiosas o para oligarcas.
'Antes Argentina era una arcadia: El pobre era pobre y se la bancaba. Nosotros no. A lo sumo el negro pedía limosna o hacía piquetes. Bueno, además de ollas populares, robos y asesinatos, saqueos de supermercados y disturbios varios. Pero lo bueno es que el cabecita no era insolente, salvo en los asaltos. Siempre callados, se dejaban explotar, de onda como dicen mis nietos. Los curas nos ayudaron mucho en esto, con eso de la vida eterna, la resignación y el paraíso. ¡Paraíso para todos, juá! Sí, claro.
Ahora no, no se callan los negroides. Hacen manifestaciones exigiendo cosas, viviendas mayormente u otros derechos que dicen tener o les mienten desde el gobierno que los tienen. Claro, le han matado el hambre a la negrada. Y la negrada se insolenta.
Encima reivindicaron la militancia, imaginate. Es indignante. Una palabra de mierda para gente de mierda que no deja de meter sus narices en nuestros negocios, nuestras ganancias, nuestras evasiones, nuestras violaciones y nuestros esclavos. ¡La militancia!, ¡montoneros hijos de puta! ¿Por qué no vendrán los milicos? ¡Hacen falta 20 millones de desapariciones más!
Y encima nos dicen gorilas. ¿Nosotros, gorilas? Negros de mierda, ellos que están mucho más cerca del mono, que incluso andan medio encorvados, peludos, sucios, sonrientes. Los chongos nos dicen gorilas a nosotros, los de alcurnia. Los que descendemos de los comerciantes portugueses venidos en el siglo XVIII, psssss. O de los italianos del XIX.
Indios de cuarta, con Roca tendríamos que haberlos liquidado a todos. Osan creer que tienen derechos, como los que tenemos los laburantes. Justo ayer venía de la estancia que le dió el General Roca a bisabuelo como premio por degollar 17 "monitos", con sus madres, de la reserva indígena de San Jerónimo del Sauce y me frenó un piquete. Estaba roja de la indignación pero despues me di cuenta de que eran nuestros aliados, los gringos del campo. Los que salían en la década de 1920-30 con mi abuelo y otra gente "bián" santafesina a colectar orejas de los indios de las reservas. Previo mandarlos al otro mundo, claro, aunque dicen las malas lenguas que vieron indios sin orejas. Bué, nadie es perfecto.
Son casi humanos los gringos y nosotros sabemos que van a estar con nosotros, como lo estuvieron en el '30, '55, '66 y '76. Poco después del grito de Alcorta (¡hijos de puta, cómo nos traicionaron!) ya los pudimos dar vuelta para nuestro lado. ¡Gracias a Dios que existe gente como Buzzi!
No por nada el tatarabuelo del gordo, el Brigadier López,
traicionó a Artigas: Lo cagó por miles de hectáreas. Encima, Artigas quería que
voten, negros, indios, criollos y mulatos ... já.
Esos negros cabeza ya no aceptan cortarnos el pasto por un plato de lentejas, desgraciados. Esas cholas con olor a sobaco ya no se prestan como antes a que les paguemos medio dólar la hora por burrear limpiando nuestra mugre o cuidarnos los hijos para que nosotras podamos jugar al tenis, o "con" el profesor de tenis. Claro, les dieron la asignación universal y ahora no están apuradas por el hambre de la prole. Já, ya se les va a terminar cuando entre Macri u otro político "decente". Van a venir a mendigar, cerebros limados, a ofrecer hasta el culo por que las dejemos limpiarnos la mierda.
Hoy, nada que ver con cuando éramos el "granero del mundo", en la Argentina del Centenario, cuando éramos el 14vo. país más rico del mundo, más ricos que Australia. Mi tío abuelo Alvear se iba a Europa con su vaca lechera preferida, Rosita, para no extrañar.
Después vino el peronismo y se pudrió todo. Nosotros empezamos a perder la Argentina, no la perdimos del todo gracias a los militares y los fraudes, ni perdimos las estancias y esas cosas. Pero ya no manejamos el tipo de cambio como quisimos, ya no podemos ahogar la industria con un dólar carísimo para maximizar las ganancias de la exportación de nuestros productos primarios, de cero valor agregado. Ya no podemos negrear a la peonada porque el hijo de puta de Perón puso leyes laborales. Decí vos que está el Momo, ese es un negro digno que cuando le pedís el orto, te lo da.
El otro día me decía mi prima Betty, la zurdita de la familia, la que estudió, que por qué le tenía tanta bronca a los K si nosotros estamos cada vez mejor, si no nos han quitado ningún inmueble. Si el impuesto a las ganancias es igual que siempre y evadimos la mayor parte. Que lo que nosotros odiamos es haber perdido el control, me dijo la antropóloga frustrada del culo. Soreta, la eché inmediatamente de mi casa. No comprende que lo que odiamos es la insolencia de los cabeza. Hasta eso hace la yegua de Cristina, ¡nos hace pelearnos entre nosotros! Bah, Betty no es del todo de nosotros, a pesar de la plata: Le lavaron el cerebro con tanto libro.
Pero en fin, la culpa de todo la tiene la yegua, esta soberbia. No se deja insultar, la negra. Y contesta. Contesta a los insultos y a las amenazas de muerte sin odio pero con soberbia, la negra hija de puta, hija de colectivero. Sin violencia, pero con su inteligencia de negra estudiada en escuela pública, en las universidades que les pagamos todos. Si por lo menos fuera burra y se dejara basurear... Encima es linda, nada que ver con la cacatúa de mi nuera y me parece que mi hijo le tiene ganas, de tanto que se pone colorado cuando la ve en cadena nacional. Dice que el amor vence al odio, la muy cínica. Claro, la negrada la ama a ella, no a nosotros, si bien es cierto que nunca nos hicieron nada. Bah, por ahora.
¡Encima se alía con el guarango de Chávez, ajjjjj!
¡Cómo añoro las épocas en que se mataban entre ellos por un paquete de fideos!
Cristina la negra, la india, la viuda negra. Antes decía llamarse Eva, pero son la misma mierda amarronada.
Al menos, si no podemos sacarla antes de 2015: ¡Salvemos nuestras almas!'
Por Ernestina Anunciación Irigoyen Freyre y San Jerónimo de Iturraspe y Las Heras, a través de Esteban Cámara.
Pido perdón por el lenguaje usado, pero cosas peores escuchamos por televisión en el cacerolazo de septiembre de 2012.
Estaba yo en una verdulería de Villa Setùbal, barrio santafesino cheto si los hay, cuando la vi, examinando desaprobatoriamente las berenjenas, tal vez por negras y gordas como Moyano, como de 140 años, petisa y gordita con un sombrero más feo que los de la reina isabel, si tal cosa es posible. Apenas me vió me dijo conspirativamente ¿Y a usted que le parece todo esto? Yo arranqué hablando de las berenjenas pero me cortó en seco: No, me dijo, lo de los KK. ¡Chan! Bueno, empecé a preguntarle yo a ella pero me dí cuenta de que era inútil. No me escuchaba y me propinó toda la perorata típica de esos barrios: que los negros, que los choripaneros, que los montoneros. Cuando me dí cuenta había pasado 50 minutos y el verdulero estaba cerrando. Le dije que me tenía que ir, que me esperaban. Ah, bueno, me dijo y me dió unas hojas "Gloria" de carpeta de secundaria, manuscritas. Tome, para que aprenda, señor Cámara. Me dejó pasmado ¿cómo sabía mi nombre? Publíquelo en su "blog", si es así como se dice, si se atreve. Como vi en su firma, se trataba nada menos que de la rancia señora Irigoyen Freyre y San Jerónimo de Iturraspe y Las Heras. Lo transcribo aquí para el que no quiera privarse de tan delicado elixir intelectual.
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