Publica nueve puntos en los que basa su predicción, algunos de ellos de concepción errónea a mi entender y derivados de su ideología neoliberal-antiestatal o bien de alcance nimio.
Ellos son el 1: Excesivas personas en carácter de dependencia. Argumenta que apenas el 53% de las personas paga el impuesto a la renta. Esta cifra no es baja, en Argentina es un 18% y parece basarse en un viejo aforismo, indemostrado, de que si la mitad de la población ayuda a la otra mitad, nadie va a terminar queriendo trabajar para preferir vivir de los demás. Entonces, según esta visión, van a terminar desapareciendo los trabajadores y nadie va a producir riqueza. Esta idea es francamente ridícula porque una persona casi de cualquer ingreso gana más que un asistido socialmente, estas personas aún ayudadas, tienen un ingreso tan bajo que su vida roza apenas lo soportable. Nadie se cambiaría por ellos, realmente. Sólo puede pensar esta quien desconoce por completo lo que significa vivir en la pobreza donde, el hecho de tener una ayuda mínimamente de supervivencia, no es suficiente estímulo como para compensar el 'goce' de vivir sin trabajar.
En los puntos 3 y 6, Rosemberg se queja, genéricamente, del control estatal y sus gastos, sin darse cuenta de que, bien entendido, es precisamente el control estatal el que podría evitar los males que él está denunciando. Además, sería suicida renunciar al control sanitario-bromatológico, por ejemplo, sobre todo en estos tiempos de crisis. Cuando a Rosemberg le vendan una hamburguesa con 'cola' seguramente entenderá de la importancia de los controles estatales...
El resto de los puntos son muy atinados y refieren al concepto de 'gula capitalista', concepto pronosticado por la tradición económica marxista. Realmente, esta crisis que se está produciendo fundamentalmente en las economías 'ricas' responde a la caracterización de crisis por excesiva concentración. Las desregulaciones producidas por el neoliberalismo y la independencia creciente de los BRICS y sudamérica, entre otros, conlleva un riesgo que parecen no haber entendido del todo en el FMI y en los despachos de los economistas del primer mundo.
Los puntos 2, 4, 5, 7, 8 y 9, resumidos, son muy interesantes y coincido (obviando la equivocada fobia liberal-antiestatal del autor):
2. Los ciudadanos no pueden ahorrar: “el dinero ha sido retirado de las manos que lo generaron, y se trasladó a las manos de los no productores, mentirosos y destructores”.
4. La empresa grande “esclaviza” a la pequeña: El corporativismo (definido como una forma de fascismo) esclaviza a las pequeñas empresas y los estados sólo se preocupan por aquellos grandes holdings, ignorando a los pequeños. Para colmo, las pequeñas y medianas empresas son las que emplean a más trabajadores en relación a sus ingresos, agrego.
5. Un complejo militar-industrial ingobernable: Su lobby, su alarmismo y sus gastos sólo pueden ser caracterizados como “obscenos”, afirma el autor.“…las guerras destruyen masivamente y no producen nada”, explica.
7. Los ricos no producen: apareció una casta de personas muy prósperas que gana millones de dólares de forma agresiva. “Resulta que reciben una gran cantidad de dinero, pero solo generan residuos”, concluye Rosenberg.
8. El altruismo es historia: La ética de los negocios modernos se basa solo en adquisición y no en la creación. “Limitarse a agarrar todo lo que se puede es una filosofía insuficiente para el capitalismo, y conduce a zonas de sombra”, opina Rosenberg.
9. Ricos con superpoderes: “Nuestros sistemas monetarios se han vuelto aristocracias; una clase oculta e inmensamente poderosa”, indica Rosenberg.
Para terminar:
“En este momento una ética parasitaria reina sobre Occidente y la continuará dominando siempre que los productores interpreten el papel de los incautos”.
Párrafo aparte me merece la fobia antiestatal de Rosemberg, fobia no equivocada en cuanto a las burocracias gubernamentales de los países centrales, cooptadas por esas mismas oligarquías que están causando el problema. Lo que es importante afirmar es que, esa oligarco-política burocrática no es la única opción. Existe la posibilidad de generar otra clase política. Y a eso lo está demostrando sudamérica en estos últimos años.
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Nota de referencia
El capitalismo se acerca al fracaso, afirma empresario de Estados Unidos
20 JULIO 2013 1 COMENTARIO
Las grandes empresas y gobiernos le están cavando la tumba al capitalismo, opina Paul Rosenberg, empresario e ingeniero de Estados Unidos, quien destaca que la opresión a los fabricantes y pequeños empresarios se transformará gradualmente en neofascismo de una élite superpoderosa.
“Voy a ser franco: nuestro sistema capitalista se acerca al fracaso. O quizá sea mejor decirlo así: Nuestros sistemas de mercado marginalmente capitalistas, parcialmente libres, se están acercando a un colapso masivo”, asegura en su blog Freeman Perspective.
Rosenberg enumera nueve factores que condicionan el declive del capitalismo, todos ellos relacionados con el hecho de que los empresarios que crean nuevos bienes o servicios se han convertido en esclavos de las grandes corporaciones y de los gobiernos.
1. Demasiadas personas económicamente dependientes
El productor medio se encuentra en condiciones de miseria. Por poner un ejemplo, el importe total de los impuestos recaudados en EE.UU. no crece, pero cada vez son menos las personas que realmente pagan impuestos. Durante las últimas elecciones presidenciales se reveló que el 47% de la población activa no paga ni un centavo en impuestos sobre la renta, lo que significa que la segunda mitad lo paga por todos, incluyendo por los muchos millones de personas que utilizan cupones de alimentos y discapacitados. “Los productores se ven castigados y maltratados, se ven ridiculizados”, explica Rosenberg.
2. Los ciudadanos no pueden ahorrar
Ahorrar dinero se ha vuelto imposible. Hace cien años, los mecánicos, carpinteros o comerciantes llenaban lentamente sus cuentas bancarias con oro y plata, lo que les permitía gozar de una vejez cómoda, así como pedir préstamos entre sí para el desarrollo empresarial. Pero ahora “el dinero ha sido retirado de las manos que lo generaron, y se trasladó a las manos de los no productores, mentirosos y destructores”, denuncia el bloguero estadounidense.
3. Excesivo gasto de la regulación estatal
Rosenberg cita como ejemplo EE.UU., que en 2008 gastó el 14% de la renta nacional (1,75 billones de dólares) en regulación estatal. “El dinero simplemente se extrae de la producción y se desperdicia en la psicosis política”, afirma.
4. La empresa grande “esclaviza” a la pequeña
Solo las empresas más grandes y más estables son capaces de llamar la atención de las autoridades sobre sus problemas. Las pequeñas empresas carecen de “libro de reclamaciones” y se encuentran aplastadas por los altos impuestos y la regulación excesiva. Según Rosenberg, Mussolini tenía razón cuando dijo que “el fascismo debería más bien ser llamado corporativismo, ya que es la fusión del Estado y del poder corporativo”.
5. Un complejo militar-industrial ingobernable
El complejo industrial militar está fuera de control. Su lobby, su alarmismo y sus gastos sólo pueden ser caracterizados como “obscenos”, afirma el autor. Billones de dólares y millones de vidas productivas se gastan en las máquinas de guerra de Occidente. “Nunca hay que olvidar que las guerras destruyen masivamente y no producen nada”, explica.
6. Burocracia inútil y costosa
Todos los países occidentales tienen ahora una clase numerosa de burócratas, cuerpos policiales, inspectores encargados de hacer cumplir la ley. Sólo en EE.UU. suman varios millones, ninguno de los cuales produce nada y solo impiden a los fabricantes producir bienes. “A millones de personas se les paga para restringir el comercio”, indica Rosenberg.
7. Los ricos no producen
El bloguero destaca que apareció una casta de personas muy prósperas que gana millones de dólares de forma agresiva. Y el problema es que estos ingresos no son productivos, y el dinero invertido, en realidad, no produce nada. “Resulta que reciben una gran cantidad de dinero, pero solo generan residuos”, concluye Rosenberg.
8. El altruismo es historia
La ética de los negocios modernos se basa solo en adquisición y no en la creación. En tiempos más ilustrados se trataba de procurar beneficios al mundo o de, al menos, crear cosas nuevas y mejores. “Limitarse a agarrar todo lo que se puede es una filosofía insuficiente para el capitalismo, y conduce a zonas de sombra”, opina Rosenberg.
9. Ricos con superpoderes
Cada nación tiene una pequeña clase superpoderosa de élites de bancos centrales que amasan fortunas en sus monopolios de divisas, y que son totalmente desconocidos para los productores que, sin querer (y sin saberlo), compran aviones y yates para ellos. “Nuestros sistemas monetarios se han vuelto aristocracias; una clase oculta e inmensamente poderosa”, indica Rosenberg.
“En este momento una ética parasitaria reina sobre Occidente y la continuará dominando siempre que los productores interpreten el papel de los incautos. Si esto sigue así, lo que queda del capitalismo se detendrá y será invadido por un arreglo neofascista, no de la variedad del dictador y la esvástica, sino de una donde los intereses de las empresas estatales poderosas se conviertan en una fuerza imparable e insaciable”, vaticina Rosenberg.
(Con información de Russia Today)
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