domingo, 30 de diciembre de 2012

Descansará en paz, Víctor

Victor  Jara, el trovador de la voz aterciopelada, de indecible dulzura. El que fue torturado y asesinado en el Estadio Chile por los esbirros pinochetistas.


El autor Te recuerdo Amanda, que parece profetizar el doloroso via crucis de su propia Amanda, Joan, con versos como: “y en cinco minutos/quedó destrozado/suena la sirena/de vuelta al trabajo/muchos no volvieron/tampoco Manuel”. Tampoco Víctor volvió de la Universidad Técnica del Estado aquel 11 de septiembre de 1973. La facultad fue rodeada ese día por efectivos del Ejército y los estudiantes, investigadores y profesores fueron trasladados al Estadio Chile, cercano. Cuando las hienas reconocieron a Víctor rebosaban de júbilo: Tenían un emblema de la izquierda chilena, un trofeo, un rehén y un símbolo.

"Canto que mal que sales / Cuando tengo que cantar espanto / Espanto como el que vivo / Espanto como el que muero". Escribió en la pausa de la tortura.


Se ensañaron con él, lo torturaron, lo insultaron, lo acusaron de todos los males de la tierra. Finalmente, lo mataron por la espalda, un tiro en la nuca. No tuvieron siquiera el valor de mirarlo a la cara y disparar viéndole los ojos grandes y profundos. Le destruyeron las manos a culatazos, lo golpearon, lo arrojaron desde la altura. Fue apenas el 16 de septiembre, 4 días de calvario apenas. Luego siguieron disparando: 44 impactos contó la autopsia que se realizó recién en el año 2009. Fueron al menos 3 los cobardes asesinos.


Luego lo tiraron en las cercanías del cementerio y un valiente empleado del registro civil lo reconoció y arriesgó su vida para avisarle a Joan, la esposa. La llevó hasta la morgue, caminando entre cientos de cadáveres, sangre y restos. Y lo recuperaron y lo cargaron a pulso hasta el nicho. 

Tardó 36 años en cristalizar y catartizarse el amor de su pueblo: Al fin fue exhumado, autopsiado y por fin enterrado, esta vez a la luz del amor que había despertado su solidaridad y su arte. Y la gente cantaba en el cortejo con tristeza de la muerte y esperanza de justicia.


El día anterior al día que se reabrió el juicio a sus asesinos me había pasado la tarde escuchando sus canciones: Te recuerdo Amanda, Preguntas por Puerto Montt, Plegaria a un Labrador, El derecho de Vivir en Paz, entre otras. Algo había, no es casual. Alguna vibración fue más potente que la nevada y colosal barrera de los andes y me trajo al corazón la necesidad de esa música. No tenía forma de saber la novedad judicial. No me malinterpreten, no creo en magia, pero alguna vibración habrá que la ciencia no conozca todavía como no conocía los neutrinos hace un siglo.


En septiembre de este año publiqué en este blog otro texto sobre el caso. Me apena mucho, veo en Chile y Argentina destinos, tragedias, cipayos y oligarquías similares. Disculpen si canso.



Transcribo la carta de Ángel Parra a Víctor Jara


 
Querido Víctor:


Me despierto con ganas tremendas de escribirte para contarte lo que me sucedió anoche 24 de diciembre. Serían como las 12:10 cuando sonó el teléfono, nosotros dormíamos profundo, lo de siempre cuando te despiertas antes de haber terminado su noche, ¿quién será? ¿Porqué tan tarde? etc. La llamada era de Chile, para decirme que formaba parte de los perdonados, que era parte del paquete de regalo de pascua que la dictadura ofrecía este año.

La voz querida de mi hermana sonaba radiante, ¿te acuerdas Víctor de su voz? ¡Se te acabó el exilio hermano, se te acabó el exilio! Por un segundo compartí de corazón su alegría, la alegría de tantos otros que pelean todos los días a brazo partido por el fin del exilio y que en mi caso consiguieron mi perdón. Perdón, ¿pero de qué, Dios mío me pregunto?

¿Me están perdonando tus 40 balas por la espalda?

¿Mi padre a quien no volveré a ver?


 
Ellos me están perdonando nuestros 30 mil muertos y ¿el río Mapocho ensangrentado?

¿Me perdonarán acaso los cadáveres que traía el Renaico en Mulchén? ¿Los fusilados de Calama (al quinteo, es decir 1-2-3-4-5-tú), el director de la Sinfónica Infantil de La Serena? ¿El padre Jarlan símbolo de los pobladores torturados violados relegados expulsados encarcelados desaparecidos?¿Carmen Gloria, Rodrigo? Parece que debo hacer una reverencia y agradecer el perdón. aquí no ha pasado nada y tan amigos como antes.

¿Qué te parece Víctor? A veces pienso que es mucha la generosidad, y que soy un mal agradecido.

Me perdonan Marta Ugarte, Tucapel, el Chino Díaz, Weibell, los degollados, Pepe Carrasco, Corpu Cristi y yo no se agradecer.

¿Me siguen perdonando los cinco jóvenes desaparecidos en septiembre del '87, mi pueblo hambriento, la cesantía, la Prostitución infantil y este nudo en la garganta permanente desde hace 14 años tamblén me lo perdonan? Me pregunto si en este gesto están incluidos mis amigos muertos en el exilio, Lira Massi, Ramírez Necochea, Guillermo Atias,Vega Queratt.

Estas en la lista, ¿Cuál lista?, la de los que pueden reír, pensar, circular, amar, morir, vivir.



En fin Víctor amigo, mucho tiempo que quería escribirte pero ya me conoces soy un poco flojo. Te contaré que estoy componiendo mucho, entre merengues, tonadas, cumbias y cuecas, oratorios y pasiones, el tiempo pasa y se queda inscrito en el alma.

Quiero hablarte un poco de mi mujer a quien no conociste, pero conocerás algún día o no, mejor lo verás en ella cuando llegue el momento. Ella me ha dado algo que yo no sé como se llama, pero que se traduce en una cierta seguridad equilibrio y alegría de vivir, la misma que tú tenías junto a tu mujer. Me acuerdo perfectamente de tu claridad y seguridad en tus pasos, aventuras y destinos. Y eso se reflejaba en tu trabajo, el teatro, la peña, el partido, los sindicatos y los amigos. Siempre tenías tiempo para todo (yo me cansaba de mirarte). Me acuerdo que la Viola me decía, aprende, aprende. Espero haber aprendido algo.

Por ejemplo :

"El amor a la justicia como instrumento del equilibrio para la dignidiad del hombre", oración de Victor Jara.

La humildad, el heroismo no se venden ni se compran que la amistad es el amor en desarrollo que los hombres son libres solamente cuando cantan, flojean o trabajan chutean el domingo la pelota o se toman sus vinitos en las tardes le cambien los pañales a su guaguas distinguen las ortigas del cilantro cuando rezan en silencio porque creen y son fieles a su pueblo eternamente como tú y como miles de anónimos maestros somnolientos de domésticas, mineros, profesores, bailarinas, guitarreras de la Patria. También quiero decirte al despedirme que París está bello en este invierno que no acepto los perdones ofrecidos que mi patria la contengo en una lágrima que vendré a visitarte en primavera que saludes a mis padres cuando puedas que tengo la memoria de la historia y que todo crimen que se haya cometido deberá ser juzgado sin demora que la dignidad es esencial al ser humano que el año que comienza será ancho de emociones esperanzas y trabajos sobre todo para Uds. Víctor Jara que siembran trigo y paz en nuestros campos.


ANGEL PARRA, París, diciembre 1987. Robado a Wikipedia


Quién mató a Víctor Jara: Video 1, Video 2, Video 3



Descansará en paz, Víctor Jara, el día que impere la justicia y la verdad y los culpables reciban su castigo.


Esteban Cámara

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