jueves, 6 de septiembre de 2012

Las abuelas

Las Abuelas de Plaza de Mayo ya recuperaron 106 de los cerca de 500 niños apropiados por la dictadura militar (y etc.) argentina. Cuando las patotas secuestraban a una embarazada la mantenían con vida hasta el parto y, recién después, a veces un par de días después, la mataban.


A los hijos, los represores se los daban a gente de su confianza, ideológicamente afines. Tenían envidia los militares de esas mujeres inteligentes y luchadoras, tan distintas de las boludas que ellos criaban. Ellos pensaban que las mujeres no servían para la guerra, ni para pensar y se encontraron con que a veces una pibita de 18 se llevaba puesto a un bigotudo que llevaba adiestrándose en el uso armas y en el combate más tiempo que el que ella llevaba sobre la tierra. El valor, el análisis político y la inteligencia de los "terro" como ellos les decían a los militantes populares (la mayoría de los cuales eran no combatientes) eran secretamente admirados por los obtusos esbirros de la oligarquía.


Querían a sus hijos, necesitaban a esos bebés, codiciaban la inteligencia de sus enemigos para que redima a sus propios hijos, criados en un entorno de represión de ideas originales, index varios y achatamiento cultural y que como lógica consecuencia fueron y serán enormes pelotudos.



Entonces vinieron las abuelas y empezaron a buscar a esos niños. Con un mensaje de amor y de justicia, no de venganza. Empezaron a aparecer y van a seguir apareciendo. Muchas abuelas se nos murieron, dolorosamente nos vamos desangrando. Pero siempre van a quedar, al menos, esos hijos recuperados buscando a sus "hermanos".



Si naciste entre 1975 y 1983 y tenés dudas sobre tu identidad, ellas te están esperando. La ciencia del ADN no va a permitir dudas si sos descendiente de alguna de las familias que tienen mapeadas genéticamente.


Cuando se encuentra a un chico casi siempre es un proceso traumático. Más allá de las dudas sobre su identidad que a lo largo del tiempo tuvieron, por la falta de fotos de la mamá embarazadas y los lógicos lapsus, la reticencia de perder una identidad que se cimentó desde muy temprano, por mentirosa que fuera, es inevitable.


Estela De Carlotto, Presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo con la imagen de su hija Laura, asesinada en cautiverio luego de tener a un bebé a quien planeaban llamar Guido, quien todavía no ha sido recuperado.

En estos días se vuelve a proponer a las Abuelas de Plaza de Mayo para el premio Nobel de la Paz. ¿Acaso hay alguien que se lo merezca más que ellas?




Esteban Cámara

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