Su padre falleció cuando él contaba con sólo 5 años de edad. Ya en la escuela evidenciaba su mente potente e independiente. Este joven intelecto producía admiración y sorpresa en su abuelo, quien lo llamaba por el diminutivo de su nombre: "Fritz". Estamos ante Friedrich Wilhelm Nietzsche.
Fritz a los 17 años
Nietzsche y el nacionalsocialismo
Es un lugar común de la ignorancia proclamar a Nietzsche como una especie de padre filosófico del nazismo, probablemente derivado de hacer una torpe mezcolanza del término “übermensch” con los conceptos arios de “raza superior”. Este pensamiento “bacilar”, “virósico”, como lo define Tomás Abraham, en su infinita torpeza castiga por contigüidad y contamina las ideas por aparente proximidad con otras, trasvasando propiedades y cualidades en uno y otro sentido, según una praxis de bacteriólogo descuidado.
En primer lugar, Nietzsche abominaba de los antisemitas. En una carta a su amigo Burckhart (Jacob, historiador suizo) le dice "...Todos los antisemitas deberían ser suprimidos". Y en otros textos comunica su intención de: "No frecuentar a nadie que esté implicado en esta fumistería desvergonzada de las razas" y también "Pero en fin,¡qué creéis que siento cuando el nombre de Zarathustra sale de la boca de los antisemitas" .
La boda de su hermana Elizabeth con Bernhard Förster, un antisemita militante, significó la ruptura definitiva entre ellos. Sólo después del colapso del gran filósofo, la hermana (ya viuda) tomó el control de sus obras, desplazando a sus fieles amigos Overbeck y Peter Gast (ex discípulo de Friedrich).
En una carta a Fritsch, autor antisemita y racista, escribe Nietzsche: "Le ruego que tenga a bien no enviarme más sus publicaciones: temo por mi paciencia” .
Por otra parte, Nietzsche reniega una y otra vez del pangermanismo y reivindica el valor de lo híbrido. A fines de 1888 en una carta a su fiel amigo Franz Overbeck declara su deseo de crear una liga europea antialemana. No es de extrañar que su ruptura con su ex amigo Richard Wagner se produce en la época en que la obra del músico se vuelve germanizante, chovinista y antisemita.
Cuando en 1933, Hitler visita a Elizabeth Förster Nietzsche está claramente haciendo proselitismo. La foto resultante es una clara muestra de su burda tentativa de manipulación.
Respecto de los intentos nazis de manipular la filosofía Nitzscheana, anota Gilles Deleuze: "Se sabe que los nazis tuvieron relaciones ambiguas con la obra de Nietzsche: ambiguas porque les gustaba utilizarla, pero no podían hacerlo sin despedazar citas, falsificar ediciones, prohibir textos principales".
Aún más, el hombre-sustrato del nazismo, el burgués lector de periódicos, no es sino denostado por Nietzsche al extremo del vituperio. Aquel nazi obsesivo minucioso y apolíneo que contabilizó cada diente de oro latrocinado a las víctimas del holocausto era visceralmente repudiado por Nietzsche, exaltador de la fuerza de la vida y el bullir de la sangre y de lo dionisíaco.
Georges Bataille dedica un capítulo de sus estudios (Nietzsche y el nacionalsocialismo) a demostrar la incompatibilidad radical entre sus ideas y las de un reaccionario fascista. Ve en la exaltación de los valores dionisíacos la contrapartida de la posición de un Rosemberg (principal ideólogo del Nazismo) quien en su Mito del siglo XX denuncia el culto de Dioniso ("un dios desconocido" de quien Nietzsche se consideraba discípulo) como no ario. "La juventud necesita estadios y no bosques sagrados", afirmará Hitler. Lo nazi rechaza a un Dioniso portador (junto con su sensualidad, su danza, su risa, su juego, su fuerza creadora) de un mensaje donde al decir de Deleuze la multiplicidad, el devenir, el respeto por las diferencias, el azar "son suficientes y objetos de alegría en sí mismos", la alegría propiamente filosófica. Un Baco, dios del vino y de las fuerzas productoras de la Tierra en cuyo ritual orgiástico se ha advertido el surgimiento de la tragedia.
El eterno retorno
Friedrich Wilhelm Nietzsche respondía así a la pregunta de ¿Qué hay después de esta vida?:
"Después de esta vida está nuevamente esta vida."
Este concepto provocativo alude a que si volvemos a nacer repetiremos toda nuestra historia, porque lo que hicimos lo hicimos como respuesta natural de nuestro cuerpo y mente a las diferentes situaciones que la realidad nos depara. La importancia del eterno retorno consiste en inducir a las personas a vivir con libertad de elección absoluta, sin culpa, sin remordimientos. Nunca nos equivocamos en sentido estricto. Su obra rechaza fervorosamente la piedad cristiana, al par de la culpa.
El übermensch
Este concepto, emparentado erróneamente con el nazi de la "Raza superior", al ser traducido como superhombre, debiera entenderse más correctamente como Suprahumano. El hombre actual es sólo un estadío entre el simio y el suprahumano ("una cuerda tendida" entre ambos, diría). El suprahumano es el hombre lúcido que entiende y define el mundo según su propio intelecto. Aquel que vive su vida sin miedo, totalmente desprovisto del concepto de culpa cristiana y gozosamente dispuesto al eterno retorno, sin remordimiento por sus elecciones y aceptando el gozo y sufrimiento que éstas le deparen.
A los 23 años
Genealogía de la moral
En esta obra, Nietzsche postula la invalidez, contradicción o anacronismo de los principios morales establecidos en occidente desde los tiempos clásicos y postula que cada ser humano debe establecer su propia escala de valores morales, independientemente de lo externo.
El método
Nietzsche exploraba en los mitos y en las historias orales y populares para depurar sus ideas. A este método, llamado Genealogía y que reniega de las grandes épicas para orientarse al estudio de los sujetos comunes, posteriormente sería también explotado por otro grande, Michel Foucault. Su filosofía tolera la contradicción y entroniza la diferencia, lo minoritario y lo híbrido. No obstante la importante significación que tiene esto sobre lo social y el respeto de las minorías, la filosofía nietzscheana siempre interroga al individuo, careciendo de una subjetivación de lo social.
Nietzsche poeta, una pequeña muestra
"Entonces
amaba yo a tales muchachas de Oriente y otros azules reinos
celestiales, sobre los que no penden nubes ni pensamientos. No podréis
creer de qué modo tan gracioso se estaban sentadas, cuando no bailaban,
profundas, pero sin pensamientos, como pequeños misterios, como enigmas
engalanados con cintas..."
El desierto crece: ¡ay de aquel que dentro de sí cobija desiertos! (de Así habló Zarathustra).
A los 38 años
En 1888 en Turín, un cochero castigaba duramente a un
caballo que se negaba a marchar. Un alemán de tupido bigote que pasaba
se abrazó al cuello del caballo hostigado para que cese el castigo, para luego desplomarse en el suelo, desvanecido. Cumplía ese día 44 años y ya había manifestado indicios de enajenamiento, perceptibles en cartas que escribiera a sus amigos. A partir del incidente del caballo su genial mente colapsó, se perdió en sí misma. Jamás volvió a escribir, siquiera a hablar y debió recluirse en el patrocinio de su madre y luego de su hermana, a quien detestaba. Ese hombre, de dura filosofía, colapsaría de piedad para con el noble animal inocente.
Esteban Cámara
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