viernes, 2 de septiembre de 2022

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Ayer intentaron asesinar a Cristina en la puerta de su casa y quiero contarles lo que pude analizar partiendo de lo que se sabe hasta ahora del caso. Que es poco.

El perpretador, por más que haya nacido en Brasil, es argentino. Vivió acá casi toda su vida y ni tonada brasileña tiene. No digamos más que es brasilero porque no tiene nada que ver con Bolsonaro ni con las mafias narco cariocas ni con Pelé ni con el pan de azúcar ni con el carnaval carioca ni con el pao de queijo. Ni con nada de brasil.

Primer punto: No es un sicario (con lo que se sabe hasta acá). Es, al parecer, el típico lobo solitario, errático, a veces incoherente y violento, pero con simpatías nazi y con un alto componente xenófobo.

Segundo punto: Es un oportunista, fue a ver qué pasaba, qué oportunidad se le presentaba y se encontró con la guardia de Cristina regalada. Deduzco esto de que la bala no estaba en la recámara (tambien puede ser de colgado, ojo). Obviamente, está envenenado por el odio que propagan incansablemente y con exceso los medios contra el peronismo y contra Cristina.

Tercer punto: Cuando vió la oportunidad, intentó asesinar a Cristina. Le gatilló a la cabeza, previo accionar la corredera pero, o lo hizo mal, o la corredera falló y la bala no subió a la recámara. No veo que haya gatillado dos veces.

Cuarto punto: La custodia de Cristina es de terror. Un fracaso rotundo o una quinta columna.

Quinto punto: La idea primaria de la concurrencia al barrio de Recoletam digo yo, era proteger a Cristina, no exponerla más. Irresponsablemente, parte de la militancia entendió que era la hora de obtener souvenirs: la foti, la firma del libro. Mal ahí. Hay que cambiar eso.

Sexto punto: La otra idea era mostrale a Cristina y al país, nuestro amor por ella. Eso es todo lo que está bien. No dejemos nunca de ser el amor. No somos el odio.




Esteban Cámara




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