lunes, 17 de junio de 2019

Peronia

En los últimos tiempos ha aparecido una palabrita en el lenguaje político argentino: Peronia. Peronia vendría a ser un país 'ficticio' en donde los trabajadores creen tener derecho a comprar auto, casa, celular y viajar de vacaciones. O tener derechos a secas, bah.
Los postuladores de este principio, suelen argumentar que Argentina tenía mejor producto bruto en 1910 que países hoy desarrollados como Nueva Zelanda y Australia y la única explicación que encuentran a las inversión de la ventaja que se observa actualmente, es la aparición en Argentina del Peronismo, en 1945 (nunca reparan en qué pudo haber pasado en ese intermedio de 35 años). 
Entonces, hablan de "setenta años de peronismo", obviando que el período incluye 18 años de proscripción del peronismo, más los 8 años de la última dictadura militar que implantó un sistema económico neoliberal, sumado a que el radicalismo gobernó 10 años y hay otros 10 años neoliberales, aunque con la foto de Perón y Evita detrás de los palcos oficiales.
Para una persona formada políticamente, el signo político no deviene de las fotos, de los escudos o de las canciones, sino del contenido de las políticas públicas. Todas esas salvedades nos dejan los "setenta años" reducidos a sólo veintidós (menos de un tercio).
Más allá de esta disonancia numérica, los adeptos al argumento (anteriormente denominados 'gorilas') manifiestan que por culpa del peronismo los trabajadores (o pobres, o 'negros', como suelen decirles también) se acostumbraron mal. Se acostumbraron a tener vacaciones, poder adquirir viviendas o autos con ayuda del estado y cosas por el estilo. O sea, el peronismo sería 'culpable' de haberle inculcado a toda la gente la idea de que eran sujetos de derecho, no sólo los de clase media o alta: ¡También los 'negros'!
Una variante de este pensamiento es la teoría del valor de las commodities, que dice que los gobiernos peronistas llegan en momentos en que las commodities argentinas tienen un precio alto. Esto es gracioso, porque parece que el valor alto de las mismas siempre, y sólo, se verifica cuando al país lo gobierna el peronismo.
La debilidad principal, sin embargo, del argumento de 'Peronia, o la decadencia originada por los 'setenta años de peronismo' es que, al dar aumentos y derechos salariales, el peronismo mejoró el mercado interno, fortaleciendo la economía del país, favoreciendo la aparición de pymes y con ellas, la produción, el empleo y, lógicamente, el crecimiento económico. 
Esta mejora del rendimiento económico general se tradujo siempre en crecimiento del PBI y desendeudamiento externo, mientras que los en realidad mucho más frecuentes procesos neoliberales dejaron al país en crisis y desaforadamente endeudado. 
Por ejemplo: la dictadura militar 1976-83, septuplicó la deuda externa y cuando por fin se fue (dejando una herencia de terror represivo con decenas de miles de asesinados y desaparecidos), la industria nacional estaba destruída y la pobreza y la desocupación eran más notorias que la pasión futbolística de los argentinos que no se exiliaron.
Otro ejemplo es el estallido social de 2001, luego de otros doce años de neoliberalismo con marchita peronista de música de fondo. Ese año, murieron cerca de 40 personas en las calles, casi todos en manos de las fuerzas 'de seguridad' y los quebrantos y el hambre que dejó el período quedó grabado a fuego en mucha gente. Ah, y la colosal deuda externa hizo caer al país en la bancarrota.
La hipótesis de la derecha argentina es siempre que el país debe ser exportador de commodities, que es innecesario apostar por la ciencia y  la educación porque, total, no son necesarias para la producción de aquel tipo de producto. Que, entonces, las manufacturas deben importarse porque es más trabajo (o más costoso) producirlas aquí y la importación de las mismas posibilita que las 1000-2000 familias latifundistas puedan acceder a convenios que les eviten trabas a la hora de exportar sus granos y carne. O sea, es el mismo esquema que viene fogoneando el Mitrismo (y antes que él Rivadavia y, juntamente con ellos, la oligarquía terrateniente de la pampa húmeda) desde hace 150 años. Claro, el problema es que ése es un país para diez millones de argentinos, o menos. Entonces sobran otros treinta y cinco millones de personas...
Es bastante gracioso comprobar que, a pesar de la fobia que dicen los impulsores de la idea de Peronia que los mercados internacionales tienen al peronismo, cuando  se anunció la fórmula peronista Fernández Fernández, el riesgo país y el dólar, bajaron. Y mucho más aún mejoraron esos indicadores cuando se anunció que un 'peronista' (bueno, algo parecido), Pichetto, integraría la fórmula eleccionaria máxima del gobierno neoliberal.
Finalmente, llegamos a este presente luego de otros tres años y medio de neoliberalismo que ha llevado a una pobreza y desocupación galopante, con una ciudadanía que no estalla como en 2001 porque sabe que tiene una esperanza de cambio muy cerca, dentro de pocos meses.
No se extrañe nadie de que, si esa esperanza le es escamoteada al pueblo de alguna manera, el estallido finalmente se produzca. Y vaya a saber a qué costo.



Esteban Cámara
Santa Fe, junio de 2019

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