"El loco,
entendido no como enfermo, sino como desviación constituida y sustentada, como
función cultural indispensable, se ha convertido, en la cultura occidental, en
el hombre de las semejanzas salvajes. Este personaje… es el que se ha enajenado dentro de la analogía. Es el jugador sin regla de lo
Mismo y de lo Otro. Toma las cosas por lo que no son y a unas personas por
otras, ignora a sus amigos, reconoce a los extraños; cree desenmascarar e
impone una máscara. Invierte todos los valores y todas las proporciones porque
en cada momento cree descifrar los signos: para él los oropeles hacen un rey.
Dentro de la percepción cultural que se ha tenido del loco hasta fines del
siglo XVIII, sólo es el Diferente en la medida en que no reconoce la Diferencia;
por todas partes ve semejanzas y signos de la semejanza; para él todos los
signos se asemejan y todas las semejanzas valen como signos. En el otro extremo
del espacio cultural, pero muy cercano por su simetría, el poeta es el que, por
debajo de las diferencias nombradas y cotidianamente previstas, reencuentra los
parentescos huidizos de las cosas, sus similitudes dispersas. Bajo los símbolos
establecidos, y a pesar de ellos, oye otro discurso, más profundo, que recuerda
el tiempo en el que las palabras centelleaban en la semejanza universal de las
cosas: la Soberanía de lo Mismo, tan difícil de enunciar, borra en su lenguaje
la distinción de los signos." Les mots et
les choses (Las palabras y las cosas), Michel Foucault, cap. III Representar,
punto 1 Don Quijote, 5to párrafo. Trad. Elsa Cecilia Frost, editorial siglo
XXI.
Es muy
interesante cómo Foucault diferencia algo que en la cultura popular parece
haberse confundido y que se evidencia en el adagio “De poetas y de locos todos
tenemos un poco” y en múltiples muestras de falsa identificación entre ambos
sujetos culturales. Muchas veces el poeta (también el científico, el
investigador y todo aquel que tuvo la desgracia de nacer con o desarrollar un
espíritu crítico) es tildado de loco en el extraño pero familiar mundo de eso
que solemos llamar “saber popular”, pero que no lo es, no al menos en cuanto a "saber".
Es menester
recordar estos conceptos: El loco está perdido en la metonimia, confunde causas
y efectos, parecidos e identidades, formas y contenidos, contenidos y
continentes, anterior y posterior. Confunde y Se confunde. El poeta, en cambio
descubre, desenmascara, denuncia. Usa la metáfora, la metonimia y la alegoría
para mostrar conexiones y recuperar los parentescos.
La
identidad atribuida a estos sujetos culturales, tan distintos, es un truco no
inocente de la cultura de masas (o de esa otra invención que suelen llamar, con poco
sentido, sentido común) y busca desacreditar toda visión que se oponga a la cómoda
concepción de la realidad que le han impuesto los medios de comunicación, la
escuela, la iglesia y el poder a los sujetos “sujetados”.
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