viernes, 19 de abril de 2019

Qunitas

Se sabe que desde 1938 los bebés finlandeses duermen en una caja de cartón. Eso pasa porque el gobierno finlandés entrega a cada madre una caja con un ajuar para el recién nacido y un colchón. La caja sirve de cuna en los primeros meses.
Esto es porque el colecho (el recién nacido durmiendo en la cama de los padres) es una de las primeras causas de muerte neonatal en todo el mundo. Las causas de muerte relacionadas con esta costumbre son, entre otras: Estrés térmico, aplastamiento y obstrucción de la vía aérea.
Las madres finlandesas son las madres más felices del mundo: Sienten que el estado las cuida.
Atendiendo a esto, en Argentina se implementó en 2015 el plan Qunita, que entregaba una cuna para armar (sin necesidad de herramientas) y un ajuar de bebé, para los hijos de madres con menores recursos económicos. Esta acción fue incluída en el Plan Nacional de Acompañamiento de la Madre y el Recién Nacido.


El Kit incluía la cuna de madera (de encastre, con bolsillos de tela), colchón, portabebé, ropa para el bebé y la mamá, cremas y artículos de higiene, sábanas y frazadas, juguetes, una guía y un bolso transportador.

Podemos mencionar como defectos de la operatoria, apenas, falta de instrucciones y advertencias (por ejemplo el uso de las cunas en bebés de hasta tres meses) y algún error salvable en la construcción de las bolsas de dormir (mucho mejores, sin embargo, que la ropa de cama que puede sofocar al bebé).

Se llegaron a entregar 74.000 kits. Cuando el gobierno de Mauricio Macri llegó al poder tensionó, con el apoyo militante de la prensa hegemónica, la elaboración de un nuevo informe del INTI (el primero no había encontrado objeciones) que dictaminó que las qunitas tenían un cierto riesgo. La prensa hegemónica las demonizó. Las subjetividades más débiles de entre la audiencia de esos medios 'captaron' un mensaje dramáticamente equivocado: Las Qunitas eran poco menos que una sentencia de muerte. 

De entre los 74.000 kits entregados no hubo un sólo accidente. Y eso que la gente los usó mucho más de los 3 meses de vida a los que estaban destinados.

Apenas en funcionamiento el plan, ya la diputada opositora Ocaña lo había denunciado por sobreprecio. Argumentaba haber encontrado un kit de mejor calidad en el barrio de Once, Buenos Aires, a menor precio. Claro, como si las personas necesitadas pudieran viajar 1000-2000 km hasta ese barrio porteño para retirarlas. En su inepcia y odio olvidó los costos de logística y las especificaciones del plan, entre ellas que no hicieran falta herramientas para armar las cunas.

Apenas asumido, el gobierno de Macri, en su odio revanchista, no entregó ninguna. El ¿juez? Bonadío (ex funcionario de uno de los gobiernos más corruptos de la historia, uno de los 'jueces de la servilleta') las confiscó y las condenó a deteriorarse en galpones.  Hasta ordenó su incineración, pese a los ruegos hasta de la UNICEF. No llegó a animarse, pero aún así algo más de 60.000 kits se desperdiciaron.

Luego el mismo juez declararía que el 'peligro' de las qunitas había sido magnificado "por un constructo mediático". Lo mismo podría decirse de la elección presidencial del 2015 o el hecho de que él sea juez...

La Facultad de Diseño, Arquitectura y Urbanismo de la UBA, una de las escuelas de diseño más reputadas de latinoamérica había participado del proyecto y denunciaba la exageración del segundo informe del INTI, al cual no fue invitada a participar. Además, sostuvieron que no hay normas para cunas vigentes en nuestro país, por lo que se basaron en normas europeas.

Lo más grave es que desde diciembre de 2015 no se entregaron, ni las qunitas de Cristina ni ninguna otra, mejorada o no. Dejaron la vida y la salud de los niños a la deriva. Y del acompañamiento a la madre y al recién nacido, ni noticias.

Una comparación de los diferentes posicionamientos sobre el tema de cada gobierno:




Fuentes:
           Página 12
           Clarín 


Esteban Cámara
Santa Fe, 19 de abril de 2019

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