martes, 4 de diciembre de 2018

Con ... seguridad

Hay una relación muy estrecha entre la elección de Bolsonaro en Brasil y la de Macri en Argentina, sobre todo teniendo en cuenta que el ministro mejor posicionado de su gabinete es la indefinible Patricia Bullrich, Ministra de Seguridad.

En el caso de Brasil, desde donde Boaventura de Souza dice que las izquierdas latinoamericanas han  (hemos) perdido la adhesión de la gente pobre de sus (nuestros) países, hay un reclamo que se escucha con la mayor frecuencia como justificatorio del voto Bolsonaro: seguridad.

En cuanto a Patricia Bullrich, la etílica, su fugacidad y sus gestos por momentos ridículos, con varias muertes producto del gatillo fácil y otras linduras de sus subordinados (¿o es al revés?) y con un permanente discurso justificatorio de la mano dura y de la reacción individual frente al problema de la violencia, añadiendo más violencia ("el que quiera andar armado, que ande"), creo que claramente marca el mismo significante. No veo otra explicación a que en un momento en que al país le está yendo tan mal como en 2002, frente al descrédito casi absoluto de todos sus pares, justamente el desempeño de ese personaje tragicómico de la historia argentina pueda resaltar como adecuado.

Entonces, a tono con lo que decía hace algunos meses en este mismo blog (Seguridad Democrática, febrero de 2018) respecto de que nuestro sector ha minimizado el tema seguridad, adjudicándolo a un posicionamiento pequeño burgués o incluso advenedizo, llamándolo sensación, entre otros.

Yo sé muy bien el lugar insignificante que le adjudica a mi pensamiento el sector político que integro. Pero al menos, escuchen lo que dice la gente de los barrios menos favorecidos (yo vivo en un barrio de clase media pero periférico, fuertemente castigado por los robos y el vandalismo que los acompaña, por eso hablo). Y no estamos hablando de la "seguridad de la clase mierda" (como me dijo un troskito hace ya un par de años), estamos hablando de los laburantes, que son los que principalmente sufren el problema de la inseguridad, es sus facetas más peligrosas.

Hace ya rato que vengo reclamando una respuesta desde nuestra ideología, Yo sé perfectamente que la mano dura y el gatillo fácil no son la solución. Pero al no prestar atención a este reclamo social estamos viendo PASAR LA HISTORIA.
Otro reclamo que tengo para mi sector, que es la democratización interna y la horizontalización de las organizaciones populares creo que se secundariza notoriamente frente al problema de la falta de respuesta al reclamo de una respuesta a la inseguridad.

Recuerdo hace no muchos años al estar en un local político céntrico previamente a viajar a una marcha, que los compañeros de mi generación contaban que habían tenido que caminar 10-15 cuadras, en promedio, para llegar al mismo. Yo era el único que vivía a más de 8 kilómetros del mismo. Creo que es un buen ejemplo para entender la diferente sensibilidad que tenemos unos y otros al problema. Cuando a vos no te toca hacer el racconto de daños y robos una vez cada pocos meses, cuando no sentís al volver a tu casa de noche la sensación de peligro de que te podrían estar siguiendo para una entradera, la sensibilidad no es la misma. No es la misma cuando vivís en algún barrio céntrico
Y esa sensación de peligro que siento yo no es tan grave como la que se sufre en una villa, sumada a que en este último caso las mismas fuerzas de seguridad contribuyen enormemente al problema.

No seamos necios, empecemos a trazar alternativas de solución a este problema. No es un reclamo inventado, no es una queja de ricos o de advenedizos: es una necesidad sobre todo de los más necesitados. De nada sirve que un gobierno popular le haya abierto a tu hijo la puerta de la universidad y le haya dado una notebook si cada noche sufrís horrores de que un drogón le vaya a pegar un tiro para robarle la compu al volver de la facultad.

De nada sirve que te hayan dado un plan o hayas conseguido un trabajito más o menos como para parar la olla si al volver de saludar a un pariente por su cumple te reciben los tiratiros a full en el barrio y tenés que sudar frío y encomendarte al gauchito gil para que no te dé un rebote a vos o a tu hijita.

No me cabe la menor duda de que la derecha no va a hacer más que profundizar el problema, pero ellos tienen la complicidad de los medios de comunicación que van a minimizar el problema o, ante la inevitable manifestación del mismo, echarle la culpa a la droga o al garantismo judicial ... o a los derechos humanos (¿no le suena?). Y todo eso, a su vez, remite la culpa, vaya a saber por qué, a nosotros.

La propuesta socioeconómica nuestra seguramente en un par de décadas iba a corregir fuertemente el problema. Pero dos décadas es demasiado tiempo si en ese lapso atentaron 5 o 6 veces contra tu vida o la de tus seres queridos y te saquearon la casa otras tantas veces.

Tenemos que construir una opción mucho más urgente y no veo que estemos ni remotamente conscientes de ello. Mientras ello no ocurra, preparémonos para seguir perdiendo elecciones.




Esteban Cámara
Santa Fe, 4 de diciembre de 2018

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