viernes, 25 de octubre de 2013

Municipalidad ausente

Ayer pasaba en bicicleta por la costanera y veía cómo los automovilistas y motociclistas invadían a su entero gusto la ciclovía inaugurada a fines del año pasado. Sospecho que la municipalidad tenía un par de carteles sin uso y pintura vial remanente: Jamás hicieron lo mínimo para hacer cumplir la norma. Lo que hacen con este tipo de actitudes es castigar al que cumple ... y desalentarlo, porque se siente un boludo. Pero, en fin, ésta es una de las tantas pantomimas a los que nos tienen acostumbrados estos gobiernos 'de marketing'.

Igualmente me pregunto para qué pintan los pasos peatonales si no los van a hacer respetar y muchos automovilistas, incluso, aceleran cuando un peatón intenta cruzar. Si llega a haber un inspector municipal mirando, sabemos que se va a 'hacer el oso'. Ya el sólo hecho de encontrar un inspector de tránsito que no esté al servicio del negocio de los estacionamientos del centro de la ciudad es un milagro.

Las velocidades de los vehículos que circulan, aún los que lo hacen internamente a los barrios, son peligrosísimas e ilegales. Pero, en todo caso, la municipalidad controla la velocidad sólo en las grandes avenidas... Paradójico, ¿no?

Otro: Cuando uno circula por avenidas como Urquiza o Rivadavia en cada cuadra hay uno o más vehículos estacionados del lado izquierdo, obstruyendo el tránsito. ¿Nunca los ven? Esto es todos los santos días del año, laborables, feriados, sábados y domingos.

La ciudad es particularmente impiadosa con los peatones y ciclistas. Cuando uno camina por la ciudad los vehículos no lo respetan, parece que todo estuviera pensado para excluir al ser humano y para servir a su majestad, el vehículo motorizado. Los perros callejeros atacan a ciclistas y peatones. Evidentemente el intendente y sus funcioñoquis se deben trasladar en auto, porque a éstas cosas no las ven. Debiera establecerse como obligación del cargo que al menos una vez al mes, cada funcionario municipal se dé una vuelta en bicicleta, o caminando, por algún barrio alejado. 

Las políticas de control de tránsito están profundamente equivocadas, al orientarse a lo recaudatorio y no a la prevención. Por eso tenemos uno de los índices más altos de siniestralidad vial del mundo.

¿Qué hace la municipalidad?: Pone normas que no hace cumplir, como la de la ciclovía o la de los pasos peatonales. De vez en cuando, paroxísticamente, establece controles estacionarios que fundamentalmente controlan los cascos de los motociclistas o los papeles de los remises y demás vehículos. Tal vez algún día se den cuenta de que la cosa no pasa por ahí. Esa priorización no sirve, ninguna priorización sirve en lo que hace al cuidado de la vida. Hay que exigir el cumplimiento de toda la norma y si no, no la establezcas. Hay que hacer circular a los inspectores, para eso tienen motos, ¿no? (no es como dice un conocido de que las motos están para que no se les enfríen las pizzas, ¿verdad?). Que vayan por la ciudad llamando la atención de los conductores cuando cambian de carril en bocacalle, encierran a otros vehículos, circulan a exceso de velocidad o cometen imprudencias varias, zigzaguean, doblan sin poner el guiño, etc. Con instalar una camarita a bordo de los vehículos de control sería muy sencillo probar las infracciones y multar, citar a los culpables, retirarles la licencia o lo que sea menester.

A eso súmenle los controles estacionarios, para los papeles y otras cuestiones administrativas.

Básicamente, lo que deben hacer es esto:

1- Establecer sólo las normas indispensables. Y hacerlas cumplir.
2- Controles de tránsito móviles y permanentes, más controles estacionarios.

Con ésto estoy seguro que bajaremos la cifra escandalosa de siniestralidad vial que tenemos.


PD: Yo sé que marketing significa en realidad otra cosa (estudio de mercado y definición de estrategias), pero uso aquí la palabra en el sentido erróneo en el que se la usa popularmente. 




Esteban Cámara
Santa Fe, 30/08/13

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