El 16 de septiembre de 1955 se produjo un golpe de estado contra un gobierno popular, democrático y progresista de la Argentina, encabezado por Juan Domingo Perón. Con gran alborozo de los medios de comunicación de la oligarquía (particularmente Clarín y La Nación) a esa dictadura la quisieron llamar "Revolución Libertadora". Fue todo lo contrario, volviendo a encadenar al país al carro de las potencias mundiales y a los trabajadores quitarles derechos, conquistas y dignidades y a la gente más humilde quitarles la imprescindible ayuda del estado que repara lo que la falsa "libertad de mercado" les roba en cada interacción asimétrica (política, mercantil, judicial o laboral).
El sentido social de la gestión peronista fue la inclusión social y la asignación explícita de derechos a los sectores más postergados de la economía y la sociedad. El modelo económico fue de Industrialización por Sustitución de Importaciones, el cual llevó el país al pleno empleo. En la salud, la gestión del Ministro Ramón Carrillo se orientó hacia la medicina social, la atención primaria de la salud y el desarrollo propio de fármacos. La ayuda social se incrementó considerablemente orientándose hacia la promoción social. Las leyes laborales produjeron un vuelco en la situación laboral de los asalariados y la sindicalización alcanzó niveles superlativos. El sentido general del gobierno peronista fue socializante, progresista e inclusivo, aún a despecho de ciertos aliados y antecedentes del propio Juan Domingo Perón.
Una de las principales moldeadoras del ideario peronista fue la propia Eva Duarte de Perón, figura de enorme sentimiento proletario y cuya lucha inclaudicable siempre se orientó hacia los más necesitados. Lamentablemente Evita falleció de cáncer en 1952 con poco más de treinta años.
Pocas semanas antes de la asonada militar se había producido uno de los acontecimientos más horrorosos de la política argentina cuando aviones de la marina bombardearon Plaza de Mayo produciendo centenares de transeúntes muertos, muchos de ellos criaturas que apenas asomaban a la vida.
En primer lugar asumió la presidencia el General Lonardi, pero su figura fue vista como demasiado suave por el "círculo rojo" (los ideólogos del establishment) para con los peronistas y
fue reemplazado por Pedro Eugenio Aramburu. La represión a las figuras del peronismo fue despiadada, con fusilamientos, torturas y desapariciones, embrión del accionar de la dictadura de Videla a la que precedió en dos décadas.
Se anuló la Constitución de 1949 y con ella numerosas conquistas sociales y mecanismos de intervención del estado en la economía y el retroceso social llevó a la economía a un estancamiento y a los grupos más vulnerables al desempleo y la miseria. La política social y laboral fue desarticulada paulatinamente.
El 16 de septiembre siempre parece ser nefasto en nuestras latitudes. Dos décadas después vendría la masacre de la noche de los lápices, (hay nota en este mismo blog) y unos años antes de ésta, el cobarde martirologio y asesinato de Víctor Jara en Chile (nota en este blog).
Esteban Cámara
Santa Fe, 16 de septiembre de 2013
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