Imagen ilustrativa |
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Fui maestra de guardería en una favela durante casi 3 años. ¿Saben cómo quedan los bebés en la escuela el día después de una "intervención" policial en la comunidad? Llorando todo el día. Mordiendo a los compañeros de clase. Sin poder casi dormir. Cuando duermen se despiertan gritando y llorando por las pesadillas. No pueden comer bien, algunos no comen todo el día, otros comen tan rápido que se enferman. En el momento de la partida, cuando aparece la primera madre, comienza el sufrimiento generalizado, una ansiedad en cada clase de bebés por cada madre que aparece y no es la de ellos. Durante todo el día anhelan afecto, pero afecto en un nivel que un educador con 20 bebés más, desafortunadamente, no puede dar sin descuidar a los otros bebés.
Tuve una beba que tenía miedo de dormir, una vez le pregunté a la mamá por qué, y ella me dijo que todo comenzó cuando la policía prendió fuego a la favela como un mensaje para los traficantes. La casa era un desastre, muchos niños, pocos adultos, ningún hombre adulto, dos mujeres asustadas y niños aún más asustados. Solo se dormía si seguíamos tarareando, y siempre tenía que sentírse en nuestros brazos ... Tardaba 40 minutos en dormir, mi brazo comenzaba a doler, pero si cambiaba de brazo, perdía todo el avance que había hecho tratando de decirle: puede dormir bebé, puede dormir. Una bebé de piel oscura, que va a crecer y que puede morir en 12 o 13 años, pisoteada mientras se divierte en la comunidad donde nació y se crió.
¿Es esta la perspectiva que un educador tiene que tener de un estudiante? Quería soñar otros futuros para ella. ¡En realidad soñamos! Pienso en ella como doctora, maestra, astronauta. Pero el mundo materialista, estadísticamente, reserva otro destino para los niños pobres y negros. Inventaron una guerra contra una planta para matar a nuestra pobre juventud. ¿Por qué no regular las ventas de drogas para terminar con el narcotráfico y poner fin a esta guerra sangrienta? POR QUÉ Mientras el avión presidencial transporta cocaína a Europa (Bolsonaro, nota del traductor), los maestros deben hacer frente a la tarea de llevar a los niños condenados a muerte en sus regazos y abrazarlos y besarlos para que sientan que todo está bien... y nada, nada está bien.
Es por eso que ser maestro y no luchar por la transformación radical de esta sociedad es una contradicción pedagógica.
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Del muro de Silas Correa Leite, escritor y poeta brasileño.
Traducido del portugués por Esteban Cámara
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