domingo, 29 de diciembre de 2019

Gisla


Pasa un relampago gris
silencioso, peludo
se frota a mis piernas
para anunciarse.

Cada tanto viene
nadie sabe de donde ni por què,
a recoger su cuota 
de caricias.

A veces, primero escuchamos un krrrrr
o un tímido maullido.
(Todos sabemos que no hace falta)

Pasa por la pieza de mi hija
se acerca a mi nieto
se acuesta en la cama de mi hijo...
Finalmente se dispone cerca mio
mirandome como si no importara
parece decir:
¿Y?

Era una liviana mota de pelusa escuálida,
medida en gramos
parasitada.
No parecìa que fuera a resultar
que fuera a durar su veleidosa llama.

Pero su débil latido fue más fuerte que la vida.

Y un dia decidiò su independencia.

Nunca se olvida,
fantasmal terciopelo,
adonde se debe buscar amor.




Esteban Cámara

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