viernes, 22 de febrero de 2019

Los anti k

Un amigo me decía por chat hace unos días, refiriéndose a cierta posición política: "... los anti k".
Ahora bien, ¿es correcto definirlos como anti k? O sea, ¿es determinante de su identidad el antikirchnerismo?
Seguramente, ellos contestarían afirmativamente, diciendo que los k son corruptos, planeros, negros, defensores de delincuentes, promotores de maricas, feminazis y aborteras, y así sucesivamente.
Pero creo que, en realidad, la hegemonía comunicacional ha producido aquí una de sus operaciones de substitución más brillantes: han tomado antivalores preexistentes en los sectores de menor instrucción política dentro de la clase media y trabajadora, tales como el individualismo, el desclasamiento, el miedo a los pobres, el fetiche del orden pretoriano, el conservadurismo, la religiosidad medieval, el apoliticismo, la homofobia y la xenofobia y los han fundido, reforzado y sintetizado en un enunciado abarcador:
"Todo eso que ustedes odian, es lo k". 
Ahí es donde se encuentran sus miedos y odios (son conceptos gemelos): los k, los kukas, los kukukakas, los kakas, las kukarachas son el sujeto a odiar.
El principal estratega del establishment argentino suele decir, remitiendo a su origen fascista, que nada es más facil de propagar, ni más útil como aglutinante, que el odio.
Esa propaganda de odio iba dirigida a gente que ya en forma preexistente o promocionada temía a los pobres, tal vez consciente de su propia inseguridad socioeconómica. Y así como se teme, se odia. El kirchnerismo hizo que sintieran que "los pobres" (o, mejor dicho, excluídos) se les estaban acercando. Además, esas políticas de promoción social focalizadas en el sustento de las oportunidades de desarrollo a través del estudio como la entrega de notebooks de conectar igualdad y la apertura de muchas universidades y escuelas nuevas hicieron sentir a esta parte de la sociedad que los escasos privilegios con los que contaban podían desaparecer, sucumbir frente a esta nueva oleada "barbárica" de bolivianos, paraguayos, gays, mujeres emancipadas, peruanos, personas transgénero, "indios" y "cabecitas negras" del interior profundo del país que iba a dejarlos sin trabajo o lugar en las universidades. A ellos o a sus hijos.
No jugaron un rol menor aquí las innumerables fake news (o ludicrous -ridículas- news) como la de los sueldos mínimos para presidiarios y los subsidios a las personas trans. Uso el término ludicrous, porque no eran noticias falsas, sino noticias descontextualizadas, exageradas, añejas o meras propuestas que no se llegaron a poner en práctica y que se difundieron de forma malsana, distorsionada o desprovistas de la fundamentación que les correspondía. Parece una exageración, pero estas dos ludicrous news causaron hondo impacto en ciertos sectores.
Todas esas fobias socioculturales ya existían. La homofobia, la aporofobia, la misoginia, la xenofobia, el racismo, la transfobia, etc., ya eran fuertes. 
El poder de fuego discursivo de los medios de la hegemonía las sintetizó como lo anti k, posibilitando que cierto subgrupo sociocultural lo asumiera como su identidad política.



Esteban Cámara 

miércoles, 20 de febrero de 2019

Almorzar por 24 pé

'¿Vos comés por 6 pesos al día?'
Me acuerdo cómo cacareaban algunos con los $6 por día en comida allá por 2012 (cálculo realizado dividiendo por 30 y luego por cuatro lo que informaba ese año el Instituto de Estadísticas y Censos como el costo del consumo mínimo mensual de alimentos de una familia tipo).
Pero ¿saben cuánto es hoy la canasta básica IndEC por día?:
100.
Hoy, ¿comés por $100 al día?
Todo aquello surgió de un señor Wermus (alias no se quién), empleado de Magnetto y hermano del pseudoizquierdista liberal alias Ricardo Altamira.
Hoy ese cálculo (malintencionadamente erróneo, porque no tiene en cuenta conocidísimos efectos microeconómicos como la escala, el uso de remanentes, los diferentes requerimientos adulto/niño, etc.) ya no se hace más. ¡Qué làstima! ¡Mirá que lo repetían con fruición en los diarios y programas de TV y radio de los multimedios corporativos! Pero ya nadie se hace esa pregunta.
Aunque, amigos, eso no es todo: el salario mínimo aumentó 4 veces en el mismo perìodo, mientras que el precio de los alimentos lo hizo... ¡17 veces!
¡Glup!

Coda:
Por cierto, la Gobernadora María Hiena Vidal en provincia de Buenos Airess destina $24 por chico para los comedores escolares bajo su égida.
Vos, ¿almorzás por 24 pé?




Esteban Cámara

sábado, 16 de febrero de 2019

Etica ... y la Mona Lisa

Buenos días, hoy vengo a plantearles un dilema ético.

Supongamos que un niño (o niña) de quince años contrae una infección que le vuelve agresive, le desquicia y le pone violente, al par que le dota de una fuerza casi sobrehumana. Disculpenme nuevamente, no puedo escribir en género-inclusivo. Entiendo la importancia de hacerlo, pero llevo más de medio siglo redactando a la vieja usanza y el resultado del uso de la nueva forma, en mis productos, se me evidencia artificial, forzado, como quien pone palabras que no domina para hacerse el ilustrado. Así que, al menos para este texto, cuando diga 'niño', le voy a pedir que interprete 'niño o niña'. Para este caso, es exactamente lo mismo.

El niño ya fué adecuadamente medicado, pero para que la medicación surta completo efecto todavía faltan algunas horas. Una vez pasado el brote de violencia, la vida futura de la persona será perfectamente normal y pacífica, sin la menor afectación ni somática ni mental.

En un descuido, el niño escapa y se dirige, supongamos, al Louvre o a algún otro museo del mundo y, una vez allí extrae un cuchillo común, de esos de corte 'láser' o serruchito mientras avisa que va a destruir la obra más valiosa del museo. Puede ser la 'Mona Lisa', o 'Los girasoles' de Van Gogh, el 'Guernica', o cualquier otra, antigua, medieval, renacentista, o lo que fuera. Supongamos que ninguna posee blindaje adecuado al caso. Lo importante en este ejemplo es que para usted en particular sea la obra de arte más valiosa del mundo.

Nadie puede acercarse a menos de veinte metros del niño porque este se aproxima a la obra amenazándola y solamente se calma cuando las demás personas se alejan. En el museo logra ingresar un francotirador que solamente dispone de balas convencionales. Por otra parte, tampoco serviría un tranquilizante porque la enfermedad hace que los infectados reaccionen a éstos paradojalmente, incrementando su furia y su agresividad. A su vez, la infección insensibiliza totalmente, anulando la percepción del dolor. En estas condiciones, seguramente ustedes y yo trataríamos de dejar que pase el tiempo, distrayendo al niño mientras la medicación hace su efecto.

Pero, ¿qué pasa si de pronto el niño se lanza hacia la pintura, profiriendo gritos guturales, cuchillo en alto, decidido a destruirla?

¿Autorizamos a que el francotirador lo mate? ¿O dejamos que destruya la obra de arte?

La respuesta lo definirá. A usted.

Yo sé que esto puede parecer inmotivado, superficial, artificioso, maquinado, pero la humanidad casi cotidianamente se pregunta y se responde este interrogante. Y la respuesta, como en la Comuna de París, casi siempre es ... desoladora.





Nota: Para la interpretación de los sucesos de la Comuna de París, sugiero la lectura de Karl Marx y, como, antagónica, la opinión de Nietzsche, en particular el efecto que le causó la 'noticia' (una de las tantas fake news de la historia mundial) de la quema del Louvre. Como seguramente sospecharán, este texto está motivado por lo ocurrido en cuanto a la repercución de la represión de la Comuna, así como en sucesos más recientes como las críticas a activistas feministas por usar tinta roja (remedando sangre) en protesta y visibilización de los frecuentes asesinatos de mujeres y niñas, entre otros abominables crímenes patriarcales a los que hay que detener.



Esteban Cámara
Santa Fe, 16 de febrero de 2018



lunes, 11 de febrero de 2019

Los sucios, los rengos y los feos

Disculpen. 

Antes que nada quiero aclarar que no es mi propósito responderle a nadie, ni crear polémica. El que me quiera responder, bienvenido sea. Pero ya a mis casi 60 no estoy para histerias ni sofismas.

Simplemente quiero presentarles, humildemente, mi opinión respecto de los dichos de Grabois, que han levantado tantos insultos y descalificaciones. 

Primero, sobre la persona: me chupa un huevo de quien sea amigo o no. Para mi no es un referente. Bueno, tengo muy pocos referentes, tal vez tres, y eso solamente en un buen domingo. Pero es el dirigente de una importantísima organizaciòn de alcance territorial y eso a cualquier militante del campo popular debería inspirarle respeto. Porque si no caerìamos en la vieja boludez pequebù de “los dirigentes son todos una mierda, los ùnicos buenos somos nosotros, las bases”. ¿Ah, sì? ¿Y a los dirigentes los siembran desde platillos voladores? 

A mi humilde entender, por ahì no va la cosa. 

Igualmente, eso no alcanza para mì para otra cosa que para respetar. Seguirlo, es otra cosa. Y mucho menos en su oposiciòn al aborto. Para mí su opiniòn no cuenta, no me mueve un grado la aguja. Pero eso sí, respeto lo construìdo. Y, como a todos, lo escucho. Consejo: No se dediquen a esto si no van a escuchar.

Segundo, sobre lo dicho. COINCIDO. Con tal de frenar a Macri, TODO. Si vienen Vidal y Larreta, que vengan. Pero tranquis, NO VAN A VENIR. Es una correcta estrategia discursiva política. El odio, el purismo y el binarismo que queden para los soldaditos de twitter. El objetivo es frenar a Macri. 

Hace varios meses lo vengo escribiendo: Sin Gildo Insfran no habría AUH. Es asì, cortito y al pié. 

Igualmente, de venir, cosa que repito es imposible, vendrían al pié. No serían cabeza de nada. Asì que: cero histeria. 

Tercero, sobre el metamensaje. Ésto es lo importante y tiene que ver con lo que dije en el punto anterior. Se trata de abrirse. De no andar pidiéndole análisis de orina a todos. 

Se trata de ganarle a Macri e impedir que esa lacra siga fundiendo al país. 

Cuarto, apunte filosófico. 

Si dejamos solamente a los puros (probablemente uno de los primeros que echen sea a mì), una buena: a las movilizaciones podremos/podràn ir en taxi. Y capaz que sobren un par de asientos. 

No seamos como aquel buen Partido Marxista Dogmàtico Argentino, en donde el secretario general echó a todo el mundo porque ninguno era lo suficientemente puro… y después no tuvo a quien poner para completar la lista. 

Conste que aquì no estoy pidiendo nada que no sea ético o que 'dé' obscuro.

Sería bueno que alguna vez lleguemos al final de la adolescencia política y empecemos a entender cómo se juega este gran juego (1).

Buenas tardes.



(1) Teatral, en el planteo de Erving Goffman

Esteban Cámara

La DEA y yo

(nueva información al final) 
Ahora estamos con el tema de este agente argentino-estadounidense que coacciona y chantajea testigos en el marco del operativo Extorsionelli, montado por el gobierno nacional, los medios corporativos, los servicios argentinos y yanquis (o sea, el Departamento de Estado) y la 'justicia' (ja!) argentina. Yo tengo algo para contar al respecto. ¡Espero no aparecer en alguna fotocopia trucha dentro de algunos años!
Hace unos años le decía a una conocida que yo era una especie de Forrest Gump. A ver, el Forrest que da su nombre a esa película, era un bobo que había sido campeón nacional de Football, había sido condecorado en la guerra de Vietnam, había sido partícipe del acercamiento yanqui-chino y se había hecho millonario con mariscos. Un bobo muy particular, porque además era el arquetipo del pueblo yanqui, o eso pretendía el director de la película.
Yo, sin ser arquetipo de nada, tengo como un imán para los encuentros con hechos que de alguna manera terminan convirtiéndose en historia.
Hijo de una familia disfuncional, mucho antes de que fueran moda. Militante político de los setenta ¡con poco más de 12 años!, (aclaro para los servis que nunca fui monto ni perreté), con hermana secuestrada y torturada por la dictadura militar, perseguido por eso mismo por los milicos, testigo de juicio contra asesinos y torturadores, activista en varios frentes, sindicales, estudiantiles y políticos (poco más que 'un boludo que va a marchas', como me definió alguien, pero tampoco nada menos), becado en europa y qué se yo ... En fin, un tipo algo particular pero al mismo tiempo un simple gil al que la vida le dió anécdotas para contar de casi cualquier suceso importante de su país en su lapso de vida.
La cuestión es la siguiente: cuando yo llevaba unos pocos días como Director Provincial de Bioquímica y Farmacia, en una crisis económica personal bastante severa, me llega la orden de mis superiores de concurrir a Buenos Aires a una reunión de laboratorios provinciales productores de fármacos organizada por el Ministerio de Salud nacional. Yo para esos días (fin de mes) no tenía ni para un café con leche, menos todavía para un viaje. Así que le pregunté a la 'Habilitada' (son los que manejan los $$$ en la administración pública) cómo podía hacer. La tipa, como haciéndome un favor, como si se los sacara de su bolsillo, me hizo comprar los pasajes con uno de mis colaboradores (ay, sí, soy así de ingenuo). Es más, más allá del poder de manejar la plata, la tipa era también subordinada mía ... ¿ven que soy medio 'Forrest'?: ¡ERA SU DEBER! Y yo agradeciéndole como si me hubiera salvado la vida.
Bueno, la cuestión es que la reunión de laboratorios era a eso de las 14 o 14:30 y me habían comprado pasaje para las 07:15. Llego con mi maletín al andén unos minutos antes y el vehículo estaba ahí, cerrado y con el chofer esperando vaya a saber qué. Eramos pocos pasajeros en ese momento, no más de 10, pero me llamó la atención un tipo un poco más bajo que yo, flaquito, de traje, pelado, también de maletín (sólo que el de él no era de los baratos)  que se paseaba entre el resto de los que esperábamos no sé si por ansiedad o buscando algo.
Cuando se abre la puerta del bus, sube primero él, y yo dejo pasar al resto y subo entre los últimos, como hago siempre. Yo tenía el asiento 16 pasillo y soy de los que nunca encuentran el maldito numerito de ubicacion que a veces está en el techo, otras en el piso, pasando por las 28 posiciones intermedias posibles. Maldita creatividad de los diseñadores de vehículos.
Cuando me acerco más o menos a la cuarta fila, el pelado me dice 'el 16 es acá', señalando el asiento al lado de él, que estaba en ventanilla.
Yo pienso: ¿Y éste cómo sabía cual era mi asiento? En fin, como persona que fue seguida en una dictadura, no podía dejarlo pasar sin notarlo.
Así y todo me senté.
El flaquito era muy locuaz y conversó todo el viaje. Dijo que era sobrino del dueño de Arcor y que era vicepresidente de la FAO. Ninguna de esas cosas me preocupé por constatar.
Me preguntó mucho acerca de mi vida y del Ministro Provincial, a quien yo apenas conocía de lejos, no obstante haber sido nombrado por él en el cargo. Yo soy muy reservado, sobre todo cuando me preguntan.
En un momento me contó que había trabajado con la DEA en Bolivia, en la erradicación de cultivos de coca, suplantados por fruticultura. Me mostró fotos de los cultivos y de toda la parafernalia de la DEA: puestitos de venta directa, mercaditos de productores con aire acondicionado, vehículos, helicópteros. Sí, yo ya sabía que nadie la tiene más larga que ellos. No era necesario.
Incluso, al llegar me pagó el taxi que compartimos porque, claro, él iba más o menos para el mismo lado que yo. Lo abandoné bruscamente al llegar aduciendo que se me hacía tarde.
Tal vez lo único que pudo sacar como información de mi, si es que era eso lo que buscaba, fue el siguiente comentario.
En medio del despliegue de recursos DEA que me mostró dijo algo así como: 'Es increíble que con tantos medios no puedan terminar con el narcotráfico'.
Imagínense, ¿cómo me iba a contener? ¡Me la dejaba picando en el área chica! Era virtualmente imposible que no se lo dijera.
- 'Porque ellos son los que la venden'.
No hubiera sido hijo de mi madre si no se lo decía.
Bueno: cuídense, siempre puede haber un agente de la DEA o de algún otro servicio cerca.
 
 
 
Nuevo:  Atención con este libro sobre cómo opera la DEA en Santa Fe. Lo que me pasó a mí con este tipo es perfectamente coherente con lo que se cuenta en este libro.



Esteban Cámara
11 de febrero de 2018

sábado, 2 de febrero de 2019

Nuevos accesos masivos al blog

Hoy, nuevamente:


y, de nuevo, desde Canadá.


¿A qué se debe esto?

 Ocurre cada semana, con precisión suiza. A veces los accesos masivos coordinados (o intentos de DDoS) proceden de Canadá, como en este caso. Otras de EEUU, o de "Región Desconocida", o de Alemania, Ucrania, Polonia, etc.

La cuestión es que he pasado de 1700 visitas mensuales (septiembre '18) a casi 2400, en parte gracias a esas acciones coordinadas.

¡Si sigue así lo voy a tener que monetizar al blog!



Esteban Cámara

viernes, 1 de febrero de 2019

Los cambios


Entro al maxiquiosco y el pibe está escuchando por la radio a un hombre, supongo que joven, que repite una y otra vez, bastante exaltado, cosas como:
  • Yo estoy de acuerdo, pero no puede ser que se pida así. No puede ser que se enchastre, se destruyan monumentos, por lograr un cambio
  • ¡Ningun cambio se logra con violencia!”, repite una y otra vez, con voz crispada, tensionada.
  • ¿Qué revolución se hizo destruyendo todo?”, finaliza preguntando ya con la voz totalmente histérica.
Lo miro al chico que atiende y le digo, TODAS. Me mira y no me contesta. Insisto. Le pregunto quién es el que habla en la radio. “Un pibe”, me responde, evade. No quiere decir.
Mientras tanto elijo el agua saborizada que buscaba y voy hacia la caja a pagarla.
Cuando le pago y me da el vuelto, recién se anima a decirme. “Sí, hay ejemplos”, me dice tímidamente.
¿Cuáles?, le pregunto. Decime uno, agrego.
Después de unos instantes de buscar y rebuscar (todos los adherentes al pensamiento hegemónico, como aquel que expresa que ninguna revolución se hace ‘de malos modos’, tambalean cuando se les pide que fundamenten lo que dicen), me dice: "El veinticinco de mayo".
¿En serio?, le digo. El veinticinco de mayo dio lugar a 20 años de guerras y muertes.
'Bueno', me dice el chico. 'Pero al principio fue pacífico'.
Ja, ja. Me reí y me retiré. Fue pacífico los primeros días porque la correlación de fuerzas española-criollas (con España conquistada por las tropas napoleónicas y sin rey desde 1807) no permitía ningún intento de resistencia, máxime con los criollos proclamando su adhesión al heredero español (Fernando VII), muchos de los cuales esperaban una constitución y un régimen parlamentarista respetuoso de las libertades cívicas y del ‘evangelio de los derechos del hombre’, como gustaba decir José de San Martín. Tal vez otros manifestaban adhesión al rey de manera oportunista o con motivos ulteriores, imposible saber. Pero ese factor es importante para entender que el desarrollo de las acciones fuera bastante lento.
Luego, como era dable esperar, y más pronto que demorado, comenzó el derramamiento de sangre por parte de los 'pacíficos' artífices de nuestro 25 de mayo: el 26 de agosto en la hoy provincia de Córdoba fueron fusilados Liniers (un héroe en la reciente reconquista de Buenos Aires de manos inglesas) y otros connotados leales a la metrópolis. El pacifismo de los patriotas de mayo duró apenas un par de meses, tanto como las acciones de la reacción comenzaron a ensombrecer las posiblidades de los revolucionarios.
A eso le siguió una guerra no de 20, pero sí de 15 años. En un principio las acciones se limitaron a la periferia de lo que es hoy Argentina y a los países limítrofes, pero los combates no tardaron en producirse en tierras interiores (octubre de 1810, ataque fluvial de la guarnición española en Paraguay a Corrientes, invasión a la misma ciudad en abril del año siguiente). Los combates se siguieron produciendo en lo que hoy es Uruguay mientras que a fines de 1811 comenzó la contraofensiva española por el norte del país originando el éxodo jujeño y la batalla de Tucumán en donde a pesar de casi duplicar el número de tropas y luego de acciones suficientemente confusas, los españoles se retiraron.
Como resultado de esta prolongada guerra y sus enfrentamientos conexos (Federales-Unitarios, LusoBrasileños-Rioplatenses, independencia de los pueblos vecinos), murieron miles en escenarios tanto terrestres como fluviales y marinos. Numerosas propiedades fueron destruídas. Los sucesos de la independencia argentina de ninguna manera pueden considerarse como pacíficos.
Otros ejemplos
Fin de la era de los reyes: Francia 1789, Toma de la Bastilla y demás, una revolución enormemente cruenta con marchas y contramarchas, guillotinas y combates por toda Europa.
Comuna de París, 1848. Decenas de miles de comuneros asesinados, mayormente como venganza, por la reacción en este primer intento de revolución anarco-socialista.
Liberación de los esclavos en los EEUU: guerra de secesión 1862/66 (620.000 muertes). Paralelamente, y no menos importante, esta guerra configura la derrota de la clase terrateniente y agroexportadora y el establecimiento del país como potencia industrial desarrollada.
Primera revolución marxista, Rusia 1917 y una guerra de 3 años con cientos de miles de muertos. También aquí podemos enmarcar la derrota simultánea de la oligarquía terrateniente y la industrialización y desarrollo del país. Esta lectura es crítica para entender el rol actual de Rusia en el mundo.
La semana trágica, Argentina 1919: si bien no fue una revolución exitosa, los sindicatos buscaban instaurar la jornada de ocho horas para los trabajadores. En la reacción oligárquica se asesina a 900 trabajadores y se produce el primer pogrom americano, adjudicando los grupos reaccionarios a la influencia judía el activismo por los derechos proletarios. Finalmente, las empresas y el gobierno aceptan lo pedido por los sindicatos.
Independencia de VietNam, 1920-1976. Millones de muertes, emancipación solamente terminada con la derrota militar del imperialismo yanqui.
Revolución Cubana, 1959. Aquí debemos contabilizar los muertos del Moncada y el Céspedes, la campaña de la Sierra Maestra y su extensión a occidente cubano y la derrota a la invasión mercenaria yanqui a Playa Girón (1961) que cierra el ciclo con la victoria de los revolucionarios. Miles de muertos.
Casi todos estos ejemplos atañen a revoluciones políticas, o sea a revoluciones que cambiaron el signo del poder, o intentaron hacerlo.
Pero existen otra clase de cambios (personalmente me resisto a llamarlos revoluciones) se trata de los cambios culturales.
Recientemente leía a un filósofo queer inglés, Grayson Perry que dice: “Soy reacio a utilizar la palabra (se refiere a revolución), porque siempre hay jóvenes barbudos (suelen ser hombres quienes recurren a tales métodos) que tienden a caracterizar la revolución como una sacudida violenta, pero esto no es más que otro cliché inútil. Diría que las revoluciones que realmente suponen un cambio duradero se producen de forma reflexiva en tiempos de paz”. En el mismo texto se revela la puja que existe en el concepto de revolución versus cambio. En realidad, está hablando de los cambios culturales. 
Pero para que ese cambio reflexivo, el cambio cultural se produzca, debe haber un espacio político que lo permita ya sea que ese espacio político se dé por la propia dinámica de la evolución social y cultural de los colectivos o porque ese ‘campo de difusión’ que permita el cambio cultural se haya dado por una revolución previa.
Uno de esos cambios culturales se produjo en mi ciudad, Santa Fe (Argentina) entre la década del setenta y la de 2010 a 2020. En mis años de adolescencia, los primeros mencionados, la gente respondía a la cultura implantada por el catolicismo y era represiva en lo sexual, homofóbica, anti relaciones extramatrimoniales, y consideraba al matrimonio, indisoluble, entre conceptos del mismo cuño. Por ejemplo: en los años 1976-83 -dictadura militar- estaba prohibido que los hoteles y otros albergues ciudadanos alquilaran por horas. O sea, no se podía coger. Salvo que uno tuviera auto y pudiera acceder a los moteles de la periferia, pero eso era inalcanzable a las personas de escasos ingresos. Había que ir a garchar a las plazas y baldíos, a riesgo de sufrir violentos robos e incluso violaciones. Los alojamientos que incumplían esta norma (doy fe que los había) se arriesgaban a ser clausurados, y las parejas con ganas de tener relaciones sexuales sin pasar por el altar podían ir a parar a la comisaría.
Paulatinamente, una vez restablecida la democracia, se aprobó el divorcio y se empezaron a discutir los basamentos de la cultura católica.
Luego vino otro período de liberalización cultural, con la aprobación del matrimonio igualitario y la identidad de género, propiciado por un gobierno progresista. Las ideas prendieron en la juventud y se produjo un gran avance en el encuadre intelectual de género y sexualidad. Sin ir más lejos, la vecina Paraná, a mi juicio, no experimentó un avance similar, tal vez debido a la condición de Santa Fe de ciudad universitaria, con afluentes de personas de mayor formación intelectual y nivel de discusión.
Hoy en Santa Fe existe un fuerte núcleo antipatriarcal, pro separación de iglesia y estado y favorable a la libertad de disposición de las mujeres respecto de sus vidas y sus cuerpos. Salvo en familias que se quedaron en los siglos anteriores, culturalmente, las personas ya no discuten las relaciones sexuales extramatrimoniales, algo impensado en mis tiempos de adolescencia. Este cambio no hubiera sido posible sin la derrota de las fuerzas políticas más retrógradas, impulsoras de la coacción de la subjetividad y la sujeción de las personas a mandatos culturales perimidos, derrota que se verificó desde 1983 hasta 2015. O sea, en el período democrático.

Otro ejemplo es Cuba, en donde primero hubo que hacer la revolución política para luego producir el cambio cultural. Pregunte a cualquier cubano respecto de lo indiferente que es un argentino cuando ve a un semejante en problemas y la diferencia con la reacción solidaria de un cubano común. Obvio, hay excepciones a la norma tanto en Cuba como en Argentina: pero es la variabilidad natural en la cultura.
Resumiendo, hay cambios que no se imaginan sin violencia, que son los cambios políticos sistémicos. En contrapartida, los cambios culturales no se imponen por la vía violenta, son producto de esa producción intelectual reflexiva de la que habla G. Perry. Pero para que ese avance cultural se produzca debe haber un campo político que no le fije barreras, que no se lo impida, coaccionando desde los factores de poder intra y extra comunicacionales (es fundamental el rol de los medios de comunicación, casi siempre en manos retrógadas). Es necesario siempre  para el cambio cultural un campo de difusión, un espacio de reflexión libre, un campo político favorable al cambio, o al menos neutro.
Los procesos políticos de evolución social, política y cultural configuran una complejidad y secuencialidad de diferentes momentos de paz reflexiva y de violencia, con avances y retrocesos, con herramientas y producciones muy diferentes en cada una de esas fases. Reducir toda la explicación de las revoluciones a una o a otra de sus fases es desconocer la complejidad de las dinámicas de cambio.
Para lograr ese campo que posibilite el cambio importante, el cambio cultural, los gestores del futuro harán lo que haya que hacer.





Esteban Cámara
Santa Fe, enero de 2019