La provincia de Santa Fe tuvo un ex gobernador de origen suizo, Reutemann, ex corredor de fórmula 1, que llegó a la política impulsado por el neoliberal Menem. Su gobierno se caracterizó por una férrea disciplina fiscal que logró que nuestra desordenada provincia, luego de décadas de desgobierno, fuera superavitaria. Tan fuerte fue la impronta de esta concepción de lo fiscal, llamada "óptica de contador", que durante 16 años, incluso en la época de crisis más dura, con cuasimonedas emitidas en la Nación y en la mitad de las restantes provincias en déficit y emitiendo papelitos de diversos colores, su provincia no necesitó del artilugio, ni defaulteó deuda, ni dieron déficit sus cuentas.
Santa Fe es una provincia que de por sí es un crisol racial. Tenemos desde descendientes de pobladores originarios, criollos (descendientes de originarios y españoles de la colonia o conquista), españoles, árabes, alemanes, judíos, japoneses, eslavos, italianos y suizos. En el centro-oeste de la provincia se produjo una particular colonización de originarios del Piamonte (Italia) y Suizo-alemanes del cantón del Valais.
A aquel descendiente de suizos, Reutemann, caracterizado por su parquedad, su pensamiento neoliberal y su superficialidad de análisis político, yo personalmente lo considero un buen gobernante para esa época neoliberal. En su primer mandato, mejoró considerablemente las rutas de la provincia, tendió a rodearse de buenos funcionarios, construyó 8 de los nueve tramos de defensas que la ciudad de Santa Fe necesitaba. Al irse, dejó acordado un préstamo para la construcción del 9o. tramo pero su sucesor lo desperdició en actividades intelectuales masturbatorias. La ciudad se inundó trágicamente, precisamente con su siguiente gobierno, pero su cuota de responsabilidad es menor que la del que lo sucedió en el primer recambio. Privatizó la empresa provincial del agua y, enemigo del ferrocarril, dejó deteriorar al máximo ese subsistema de transporte, entre sus críticas.
Respecto de la superficialidad política, permítanme citar que durante el conflicto por las retenciones a la soja uno de sus argumentos fue que el aumento de las retenciones a esta oleaginosa no iba a favorecer en nada la producción para consumo interno porque la soja se exportaba en un 95%. Maestro: ¿Y la superficie que la soja le roba a la producción de carne y cereales? ¡Doh!, diría Homero Simpson.
Otro rasgo suyo fue el egoísmo, porque, siendo, además de senador de la nación, un productor de soja con varios miles de hectáreas produciendo soja de primera, se metió de lleno a operar en contra del país y en beneficio ... de su bolsillo.
Recientemente hemos tenido otro descendiente de suizos en el gobierno, Binner. También bastante parco, éste otro se presentaba como progresista, socialista. Para Binner, el principal problema económico de los argentinos en la inflación y deberíamos pagarles a los fondos buitre para, según él, "reinsertarnos en el mundo". Respecto de la inflación, ya de por sí suena raro a alguien que no sea liberal, monetarista, caracterizar este síntoma como el principal problema del país. Normalmente, la "inflacionfobia" proviene de la derecha y busca la adopción de medidas de corte neoliberal, ultracapitalistas para evitarla, entre ellas la restricción a ultranza del gasto público y el enfriamiento de la economía. Respecto del pago a los fondos buitre, eso directamente sería la ruina del país porque de pagarles a esos fondos se nos vendrían encima todos los que aceptaron los canjes de deuda anteriores y que configuraron una quita de deuda record a nivel mundial. De hacer eso, comenzaría una crisis tal vez peor que la de 2001. O sea, a Reutemann se parece en la parquedad pero sobre todo en la superficialidad de análisis político y en la postura neoliberal.
Durante su gobierno provincial, Binner triplicó la planta de funcionarios políticos y aumentó enormemente sus sueldos, creó plantas administrativas en paralelo llenando la administración pública de nuevos empleados que hacen lo mismo que otros más calificados podrían hacer. A su vez, cortocircuitó los sistemas de control administrativo, evitando la actuación de los funcionarios de planta con más experiencia y formación. El cuidado fiscal, bandera del "otro" suizo, se fué al carajo y la provincia, luego de 16 años de fortaleza fiscal, empezó a producir déficit. No obstante la diferencia respecto de la disciplina fiscal, puede apreciarse otro punto en común, el egoísmo.
Vista como yo la veo, por dentro, la provincia parece manejada por funcionarios ávidos de goce, que maximizan y monopolizan viáticos y asistencias a cursos y congresos y usufructan los máximos reconocimientos de gastos posibles. Paralelamente, las obras y gestiones públicas se han casi paralizado por falta de trabajo o de pago. Por otra parte, se ha privilegiado la imagen, la aparatosidad, por sobre la funcionalidad de las mismas. Los edificios son muy bonitos, es cierto, pero suenan a hueco. Y falta aún que los terminen...
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Yo tenía una compañera de trabajo en el Hospital, enfermera, que era descendiente de suizos. Los suizos son considerados gente muy trabajadora. Sin embargo ésta persona contaba que uno de sus abuelos era bastante vago. "Bolsa vacía no se para", decía cuando lo querían hacer trabajar sin haberle dado de comer antes. Pero una vez que comía, cuando le pedían que se ponga en actos, decía: "Bolsa llena no se dobla". Entonces, la idea era no trabajar nunca.
Cualquier casualidad con la semejanza es pura realidad.
Esteban Cámara
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