Ayer murió Carlos Reutemann, ex corredor de fórmula 1 y ex gobernador y senador por mi provincia.
De ideas derechistas, y por lo tanto en mis antípodas ideológicas, para mí fue el mejor gobernador de la provincia de esta etapa democrática. Y lo digo tanto en mi rol de ciudadano como por mi formación de de posgraduado en gestión pública. De hecho, el proyecto de los administradores provinciales (para el cual fui seleccionado y en cuyo ámbito me desempeño) se llevó a cabo durante su primera gestión.
Durante su primera gestión se produjo la reconstrucción de la red vial de la provincia, a esa altura en estado deplorable. También hizo construir ocho de los nueve tramos de defensa que la ciudad de santa fe necesitaba ante las periódicas inundaciones. Al noveno tramo lo dejó con financiamiento aprobado pero, como ya he contado, el siguiente gobernador (fuerte con los débiles y débil con los poderosos) desperdició el crédito por presiones un club. Hoy es considerado, injustamente, como un inundador, por la tremenda inundación de 2003 que se produjo por ese tramo faltante.
Honesto, de cuentas claras y no muy proclive a las asesorías de notables ajenos a la provincia. Seguramente mucho encono viene de esto.
Provenía del Partido Demócrata Progresista y su conversión al peronismo, la verdad, yo jamás la creí. Pero, bueno, yo no soy precisamente un buen juez.
A pesar de ser una persona de derecha, era muy sensible a lo social. Solía pasar al volver a su casa por el viejo hospital de niños a ver si necesitaban algo. De hecho, fue el que consiguió el crédito internacional para la construcción del nuevo hospital de niños (O. Alassia) y gestionó el proyecto (de excelencia). Cierta vez determinó que los funcionarios políticos debían donar un porcentaje bastante considerable de su sueldo (creo que un 30%). Pero a una asesora, proveniente de la clase trabajadora y de quien le constaba que perdía la totalidad de su ingreso como profesional para dedicarse a sus funciones en la gestión, él personalmente hacía que se lo devuelvan.
En alguna ocasión, al volver a su casa de noche, tarde, pasó por una comisaria y la vió cerrada a cal y canto. Fue y le rompió la puerta: Una comisaría debía estar siempre a disposición de los ciudadanos. De allí en mas tuvieron que poner puerta de vidrio y mantenerla abierta.
Era enemigo de los trenes, cosa en la que se equivocaba. Bajo su gestión se concesionó aguas santafesinas. Pero la concesión tenía requisitos que la empresa no cumplió y permitieron re estatizarla años después.
Tal vez esta descripción suene a poco pero, igualmente, lo hacen amplio merecedor del mote de mejor gobernador de este período.
Yo trabajé muy bien con sus funcionarios, mejor que en ninguna otra gestión. En base a mi desempeño fui convocado a ejercer como Director Provincial de Farmacia y Bioquímica. Al finalizar el período, y en reconocimiento de mi actuación, recibí de parte de él un diploma más grande que mi título de Bioquímico.
La vida y las ideas nos fueron alejando (aclaro: no lo conocí personalmente) a tal punto que actualmente lo considero más bien un adversario. Hoy siento que me hace falta despedirlo. Por eso estas líneas.
Que tenga un buen viaje, Lole.
Esteban Cámara
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