lunes, 28 de enero de 2019

De amores y espantos

En estos momentos turbios de indefinición política y crisis terminal del aparato productivo del país me suelo divertir muchísimo con aquellos a quienes creía más o menos cercanos y sus críticas al kirchnerismo (ver Socompa, por ejemplo, y las repercusiones de un artículo de Coco Blaustein). Veo que, tal vez por revanchismo o por incapacidad de entender las complejidades de la construcción de poder, ponen el énfasis en los errores y minimizan o enturbian los aciertos.

Un buen ejemplo de lo segundo es el artículo de hoy de Marcos Mayer en la publicación mencionada ('¿Son estos tiempos para el kirchnerismo?'). Un consejo: si le resulta difícil vocalizar el título, ponga el énfasis en la primer sílaba.


Volviendo al artículo, hay dos frases de Mayer que me llaman la atención: '... redistribución de la riqueza (aunque en este punto los gobiernos de Néstor y Cristina no adoptaron políticas claras)...' (hablando de los elementos del kirchnerismo). 

¿Cómo? ¿Acaso impulsar desde el gobierno, cobijar y hasta imponer las paritarias perdidas hacía décadas no es una forma bastante clara de redistribución? Y si esto no se debe a una política 'clara' de gobierno en favor de cambiar las reglas de reparto de valor, no podemos menos que calificar de 'colgados' a las otras gestiones por no haber hecho nada en ese sentido.


Otro párrafo bastante esclarecedor (a veces me parece que yo u otras personas provenimos de una realidad paralela, otra dimension o un universo alternativo) es: '¿Cómo se podría volver a los tiempos felices donde nadie parecía cuestionarse que la patria era el otro?

¿Nadie?, ¿realmente? Todavía se escucha, y ya ocurría esto a partir de 2008, a vastos sectores de la clase media denostar a los planeros, criticar al kirchnerismo porque favorecía a 'los vagos' (hay una entrevista en video a una familia en la costa que es casi pornográfica, en donde una mujer trabajadora que reconoce que con cristina estaba mejor pero que no apoya a su gobierno por aquello que podríamos genralizar como (subsidiar a) 'los vagos'. Yo tenía una compañera de trabajo que criticaba (ca. 2010) la incorporación al sistema jubilatorio de personas con aportes incompletos. Cuando se le explicaba que en muchos casos eran trabajadores que habían sido estafados por patrones que les robaron los aportes insistía: "Pero al menos les hubieran pagado un poco menos para diferenciarlos de 'nosotros', que aportamos" (textual). 

A veces, frases negadoras de esta tipología parecen provenir de alguna islita de progresismo perdida en la vastedad del océano, poblada exclusivamente por veteranos de innumerables revoluciones exitosas.

Salvo que con 'todos' (los que sustentaban el concepto 'la patria es el otro') el autor se refiera a quienes apoyaban las políticas sociales. Pero así no tiene sentido la frase.

Evidentemente, con algunos nos unía sólo el espanto. O ni siquiera eso.





Esteban Cámara

Santa Fe, 28 de enero de 2018.

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