sábado, 16 de junio de 2018

Siete fusiles


Habían llegado a Cuba en el Granma dos días más tarde de lo previsto, el 2 de diciembre de 1956 y con errores de guía (tal vez informante de la dictadura) que los dejó en un manglar donde perdieron la mayor parte de las provisiones y armamento, cerca de Belic, en Playa las Coloradas.

Luego de una penosa marcha por el cenagal, el ejército encontró a los 82 revolucionarios, llevados por un traidor, en Alegría de Pío. Era el 5 de diciembre, en donde los batistianos los sorprendieron desordenados, extenuados e inexpertos. Mataron a 3, capturaron a 20 y los asesinaron. Fidel y los restantes se dispersaron.

‘Alex’ (Fidel) había logrado refugiarse en la finca de un campesino simpatizante (de la extensa red tejida por Celia Sánchez) luego de una dura marcha por la selva, con dos compañeros, ‘Universo’ y ‘Fausto’ y finalmente se les unen Raúl y otros cuatro: Ciro Redondo, René Rodríguez, Efigenio Ameijeiras y Armando Rodríguez.

Allí, en Cinco Palmas, el 18 de diciembre de 1956, Fidel le pregunta a su hermano: ¿tienes fusiles? Sí: 5, responde el menor de los Castro.
-Yo tengo dos, sumamos siete: ¡Ganamos la guerra!

Faltaba una semana todavía para que se les unieran el Che, Camilo, Almeida, Ramiro Valdés y otros que conformaron un grupo galvanizado y motivado de 18 combatientes. Ellos fueron el núcleo duro. Apenas 18, se crecerían, sumarían y terminarían derrotando a todo un ejército. Frank País reclutaba en Santiago y Celia (‘Norma’, ‘Lilian’, ‘Caridad’, ‘Aly’) Sánchez agitaba los cañaverales del Guacanayabo y tejía la red de pueblo que daba información y cobijo.

A ese optimismo, a ese rugido y vendaval, va este humilde poema, con un pequeño homenaje a Nicolás Guillén.

Siete fusiles

Dos fusiles, un cañaveral,
tres hombres verde olivo,
cinco palmas.

Enceguecidos de sol y sed
dos hermanos se reencuentran
Se creían perdidos, capturados o peor.
Hay abrazos, sonrisas y gritos
en el cañaveral.

Vuelven a contar y suman siete fusiles,
ocho hombres
y la moral invencible del que grita:
¡Justicia!

El sol brilla allí en la Sierra,
los sunsunes zumban interminables poemas a sus enamoradas
flores.
El sinsonte canta en el Turquino.

Una semana hacia el futuro,
trajinando monte duro,
guiados por murmullos de guajiro,
brotarán del sueño compartido
el Che, Camilo, Almeida y Ramiro.

Tenemos siete fusiles: ¡ganamos la guerra!
Fidel, había rugido
estremeciendo no ya cinco, siete, todas las palmas
y cañaverales de la sierra maestra
y hasta el llano.

Buen día, Fidel y compañeros.
Ya son revolución.


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Esteban Cámara.
Santa Fe, Argentina, 28 de abril - 16 de mayo de 2018

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