Hoy se vuelve a poner de moda aquello de "también la subversión mató gente".
No me voy a ocupar hoy del análisis de la oportunidad del surgimiento de la violencia política en la Argentina que arranca desde el asesinato de Dorrego o incluso antes, o del bombardeo de Plaza de Mayo en 1955 o de los 18 años de proscripción del Peronismo.
No, como dije hace mucho, lo vuelvo a decir y lo voy a seguir diciendo tantas veces como sea necesario: ¿nunca se preguntaron por qué no se juzgaron aquellos hechos "subversivos", ni siquiera en tiempos de la dictadura, cuando tenían la concentración de todos los poderes del estado: ejecutivo-judicial- pseudolegislativo (CAL)?
¿Jamás se preguntaron por qué hubo juicios en su momento y en cambio prefirieron asesinar, secuestrar, torturar, violar, robarles los hijos y los bienes, ocultar sus restos, tirarlos vivos desde aviones, etc? Y no sólo no hubo juicios porque los militares mataron a los sospechosos, a los testigos, a los vecinos y desaparecieron las pruebas. Directamente, jamás les importaron ni los juicios, ni las víctimas.
Lo dijo bien claro Videla poco antes de morir cagando en el inodoro de la celda a la que fue condenado a cadena perpetua por miles de secuestros y asesinatos: Había que disciplinar el país. Y eso significaba quitarles a los trabajadores los derechos que habìan recuperado con el Peronismo, apropiarse de empresas y robar todo lo posible, forzando de nuevo la balanza del poder todo lo que fuera posible hacia el establishment.
Esteban Cámara
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