viernes, 3 de diciembre de 2021

Casualidades permanentes

Durante la década de 1990, la Argentina fue gobernada por Menem y su pandilla neoliberal. Algunos neófitos acusan de esto al peronismo. Menem era un falso peronista, porque la ideología y la política no se analizan desde las canciones que se cantan en los actos políticos o desde los escuditos y los bustos que se ponen al costado del escenario. No, a la política hay que analizarla desde las acciones, desde las políticas de gobierno que se llevan efectivamente a cabo. O, en el caso de proyectos que no estén en el poder, a través de las alianzas que se establecen y de las políticas y leyes que impulsan o combaten. Lo otro, las palabras, los rótulos, los himnos y la imaginería política son accesorias, pueden aportar algo de luz para la interpretación, pero no definen nada.

El peronismo siempre se caracterizó por la industrialización, la ampliación de derechos, la inclusión, la estatalización de industrias y servicios estratégicos, la lucha por la expansión del empleo formal. Las banderas siempre fueron soberanía política, independencia económica y justicia social. Esta son las bases del peronismo.

El gobierno de Menem, todo lo contrario. Aumentó la desocupación, eliminando cientos de miles de empleos públicos y llevando a la quiebra a miles de industrias de sustitución de importaciones. A lo primero lo logró por la vía de los retiros voluntarios que, en realidad no eran para nada voluntarios sino que había detrás una verdadera amenaza. A lo segundo, abriendo indiscriminadamente las importaciones. Privatizó todo lo que pudo, llegando a extremos que ni en EEUU se dan, como privatizar el correo. Todo eso, sumado a la convertibilidad (1 peso = 1 dolar), destruyeron el aparato productivo nacional, llevando la desocupación y la pobreza a límites insoportables (27% y 60%, respectivamente).

Privatizó los ferrocarriles, los teléfonos, la energía eléctrica, los puertos, el agua, las autopistas y concesionó el dragado, balizamiento y control de la hidrovía paraná paraguay.  

Menem y el neoliberalismo desindustrializaron, eliminaron derechos obreros, privatizaron, endeudaron al país a niveles estratosféricos, excluyeron, eliminaron controles a las exportaciones y destruyeron el empleo formal. Algo similar o un poco menos intenso había hecho la anterior dictadura militar.

A ver, entonces, privatizaron los ferrocarriles, privatizaron los puertos y privatizaron la hidrovía. Si uno fuera mal pensado diría que los neoliberales desde un primer momento tenían el proyecto de que sus amigos puedan contrabandear granos y carnes y meter droga a lo loco en el país.

Y Macri, quien define a Menem como el gran reconstructor, como también Milei quien lo considera como el mejor presidente de la democracia, comparten todo eso.



Esteban Cámara

Santa Fe, 3 de diciembre de 2021

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