jueves, 21 de junio de 2018

Creencias y responsabilidad política

¿Es ético que un diputado decida sobre la base de sus creencias? Hace poco me había planteado esta pregunta pero hoy, en pleno debate en el parlmento argentino por la despenalización del aborto y ante una inusual avalancha de diputados que manifestaron basar su decisión en sus convicciones, dogma religioso, creencia o pertenencia política histórica, creo necesario empezar a indagar en el tema.
Partamos de un supuesto: yo soy hincha de determinado club de fútbol y ante un eventual empate en otros aspectos ¿es válido elegir un candidato a intendente, por caso, porque es hincha del mismo club que yo? He escuchado alguna vez hablar a gente que está convencida de que es así. Yo, por el contrario, estoy persuadido de que no debería tener nada que ver.
Otro supuesto: supongamos que usted es comerciante y le es requerido apoyo para algún candidato ¿realmente es valiosa la consideración de si el candidato es también comerciante?
Un tercer supuesto: yo soy trabajador, soy proletario, ¿debería votar a un dirigente sindical o a otro trabajador, por el sólo hecho de serlo?
Por último: ¿Es válido votar a un vecino, por el sólo hecho de serlo o adjudicando a esta situación alguna importancia por mínima que fuera?
Creemos que hay aspectos mucho más importantes para considerar ante una elección que éstos, a saber:
  • La ideología que ha guiado la actuación política del candidato, o las motivaciones que lo llevan a presentarse frente a la ciudadanía (‘Por qué’).
  • El programa de acción o plataforma política que presenta como elementos de sustentabilidad de su candidatura (‘Para qué’).
  • La convicción y fortaleza que haya manifestado para defender su ideario frente a las presiones y estrategia de los actores del poder opuestas a ellas (‘Personalidad/Actitud’).
  • El historial ético y la honestidad manifestada en el historial del postulante, como indicio de fidelidad a lo manifestado (El ‘Quién’).
Frente a estos pilares de análisis, la vecindad, la pertenencia socio-laboral, la ocupación o la particular afición deportiva, claramente, pierden casi todo su valor, si es que alguna vez lo tuvieron.
Respecto de la pertenencia de clase, sobran ejemplos en el mundo de desclasados, de sujetos de procedencia humilde que traicionaron a sus vecinos y compañeros de clase para venderse al poder económico. Y también a la inversa: Engels, Fidel Castro y el Che fueron personas de origen más o menos acomodado que eligieron clara y tajantemente la causa de los más postergados y son ejemplos de lucha desinteresada por su inclusión y derechos.
De manera similar, ¿es válido que un representante político fundamente su elección en, por ejemplo, su adopción de determinado credo religioso? Esta situación es bastante aceptada pero, ¿es bueno esto? Los representantes electos deben decidir lo mejor para el común de la población en el momento y lugar en el que, en el marco rápidamente cambiante de la dinámica social, se encuentre la posibilidad de la decisión.
Antes de continuar necesito que se me otorgue la licencia de efectuar una digresión: cuando se trata de derechos de una parte de las personas, sobre todo cuando se trata de minorías, no es lógico argumentar la necesidad de fundamentar la decisión en una herramienta plebiscitaria. Si los derechos de las minorías deben plebiscitarse y no basarse en la lógica humanitaria y democrática, en el estado que haya adquirido la cultura civilizatoria en una sociedad en un momento preciso, entonces se hace muy tangible el riesgo de que las minorías nunca vayan a tener ni el más mínimo derecho. En este supuesto, los beneficios del reconocimiento de derechos a una minoría se debe entender como una mejora del clima civilizatorio, de la tolerancia y la aceptación de las diferencias que va a resultar inequívocamente beneficioso para el conjunto de la sociedad.
Como ejemplo de lo que antecede, permítaseme remitirme a lo ocurrido a partir de 1492 en España con la persecución y expulsión de intelectuales, comerciantes, artesanos y profesionales musulmanes y judíos, hecho que acarreó el consiguiente empobrecimiento cultural e industrial de la sociedad española. Como consecuencia de esto, las ingentes riquezas que ingresaron en el país fruto del saqueo del continente americano posibilitaron un escaso agregado de valor, comparativamente, si consideramos que otras sociedades tales como las existentes en la europa nórdica, fueron infinitamente más beneficiadas al proporcionar a la sociedad española manufacturas (porcelanas y tejidos, entre otros) y servicios (por ejemplo, financieros) mucho más finos y elaborados que los existentes en el país y llevándose a cambio lo más sustancial de la opulencia rapiñada a los pueblos del 'nuevo' mundo.
Retomando el tema principal, es lógico, incluso obvio, que las experiencias, los intereses (tanto colectivos como individuales), la procedencia social, las creencias religiosas y la ideología de base van a influir en las decisiones de las personas, pero hay muchos otros elementos que un representante debe tener en cuenta. Y creemos que el fin fundamental de cada opción política debe pasar mucho más cerca de la valoración de las opciones respecto del siguiente listado de objetivos generales, entre otros, que de los factores mencionados en este mismo párrafo:
  • ¿Es bueno para los ciudadanos en general, para la sociedad o para el bien común, lo que el representante decida? (Mérito).
  • ¿Es la decisión un aporte a la inclusión social o una ampliación de derechos? (Mérito).
  • ¿La decisión es extemporánea o representa una necesidad de la época, del clima civilizatorio y/o de justicia en el que se encuentre esa sociedad y cultura? (Oportunidad),
  • ¿Es mejor la nueva decisión que la, o las, alternativa ya existentes o que se pudieran adoptar en lugar de aquella? (Conveniencia).
La incidencia de la ideología y creencias del representante político en la valoración de estos aspectos, repito, es muy fuerte. Seguramente la valoración que se haga de oportunidad, mérito o conveniencia de cada opción va a estar tamizada, atravesada, sesgada por la ideología, los valores y las creencias de la persona.
Pero el sólo hecho de que una persona cierre sus argumentos, los automatice con base en sus creencias, ideología o historia, anula la amplitud y la riqueza que el análisis y valoración pueden aportar al fundamento y argumentación de toda decisión. A su vez es dable cuestionarse si esa persona, al escudarse en sus creencias, no está ocultando detrás de ello (justamente al expresarlo de tal manera habilita esta sospecha) y en la intimidad de su pensamiento, una forma diferente de ver la solución al problema.
La pertenencia a un determinado dogma sólo puede tener valor justificatorio de una posición dentro de una comunidad puramente homogénea respecto de ese mismo dogma. Para ser más explícito, ejemplificando: la remisión a un mandato bíblico no tiene el menor sentido si dentro de la comunidad existen personas que descreen parcial o totalmente de ese texto religioso.
Por estas razones, claramente, no se debe reducir las decisiones exclusivamente a lo establecido como norma canónica por las creencias individuales, sino atenerse, en una praxis de honestidad interna que debe ser inmaculada, a la elección de la mejor alternativa para el conjunto de los ciudadanos en base a preguntas de jerarquía similar o superior a las cuatro anteriores.

Esteban Cámara
Santa Fe, junio de 2018

sábado, 16 de junio de 2018

Siete fusiles


Habían llegado a Cuba en el Granma dos días más tarde de lo previsto, el 2 de diciembre de 1956 y con errores de guía (tal vez informante de la dictadura) que los dejó en un manglar donde perdieron la mayor parte de las provisiones y armamento, cerca de Belic, en Playa las Coloradas.

Luego de una penosa marcha por el cenagal, el ejército encontró a los 82 revolucionarios, llevados por un traidor, en Alegría de Pío. Era el 5 de diciembre, en donde los batistianos los sorprendieron desordenados, extenuados e inexpertos. Mataron a 3, capturaron a 20 y los asesinaron. Fidel y los restantes se dispersaron.

‘Alex’ (Fidel) había logrado refugiarse en la finca de un campesino simpatizante (de la extensa red tejida por Celia Sánchez) luego de una dura marcha por la selva, con dos compañeros, ‘Universo’ y ‘Fausto’ y finalmente se les unen Raúl y otros cuatro: Ciro Redondo, René Rodríguez, Efigenio Ameijeiras y Armando Rodríguez.

Allí, en Cinco Palmas, el 18 de diciembre de 1956, Fidel le pregunta a su hermano: ¿tienes fusiles? Sí: 5, responde el menor de los Castro.
-Yo tengo dos, sumamos siete: ¡Ganamos la guerra!

Faltaba una semana todavía para que se les unieran el Che, Camilo, Almeida, Ramiro Valdés y otros que conformaron un grupo galvanizado y motivado de 18 combatientes. Ellos fueron el núcleo duro. Apenas 18, se crecerían, sumarían y terminarían derrotando a todo un ejército. Frank País reclutaba en Santiago y Celia (‘Norma’, ‘Lilian’, ‘Caridad’, ‘Aly’) Sánchez agitaba los cañaverales del Guacanayabo y tejía la red de pueblo que daba información y cobijo.

A ese optimismo, a ese rugido y vendaval, va este humilde poema, con un pequeño homenaje a Nicolás Guillén.

Siete fusiles

Dos fusiles, un cañaveral,
tres hombres verde olivo,
cinco palmas.

Enceguecidos de sol y sed
dos hermanos se reencuentran
Se creían perdidos, capturados o peor.
Hay abrazos, sonrisas y gritos
en el cañaveral.

Vuelven a contar y suman siete fusiles,
ocho hombres
y la moral invencible del que grita:
¡Justicia!

El sol brilla allí en la Sierra,
los sunsunes zumban interminables poemas a sus enamoradas
flores.
El sinsonte canta en el Turquino.

Una semana hacia el futuro,
trajinando monte duro,
guiados por murmullos de guajiro,
brotarán del sueño compartido
el Che, Camilo, Almeida y Ramiro.

Tenemos siete fusiles: ¡ganamos la guerra!
Fidel, había rugido
estremeciendo no ya cinco, siete, todas las palmas
y cañaverales de la sierra maestra
y hasta el llano.

Buen día, Fidel y compañeros.
Ya son revolución.


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Esteban Cámara.
Santa Fe, Argentina, 28 de abril - 16 de mayo de 2018

miércoles, 13 de junio de 2018

¿Las dos vidas? ¿Ahora sí?

Supongo que ahora que dicen querer salvar 'las dos vidas', van a dejar de echar de sus escuelas a las alumnas embarazadas.

Salvemos las dos vidas, dicen. Lo dicen desde cierto sector, asociado en general con las iglesias cristianas, especialmente la católica.
¿Las dos vidas? ¿Y cual es la propuesta, ahora? ¿Qué van a hacer para defender las dos vidas? ¿Les van a dar a las embarazadas de bajos ingresos atención médica de calidad, vivienda digna, ingresos, medicamentos y alimentos? ¿Y luego se van a ocupar de que tengan trabajo, guarderías, escuelas para los niños, útiles escolares, universidades al alcance?
Jamás se bancaron a los pobres, menos todavía a las embarazadas.
Como si yo (que vengo de un barrio garca y tengo montones de compañeros de trabajo que se creen que cagan por la parte superior de la espalda) no los hubiera visto echar a ‘la muchacha’ porque les apareció con panza.
Como si ya nos hubiéramos olvidado de las decenas de casos de alumnas que echaron como perros de las escuelas porque se embarazaron. Y no fue en el siglo XIX, fue anteayer.
Como si no hubiera visto montones de veces echar a embarazadas de las puertas de sus comercios porque les afeaban.
Siempre estuvieron en contra de la educación sexual en las escuelas.
Siempre estuvieron en contra de la entrega de anticonceptivos gratuitos. Siempre se opusieron a la puesta de DIU en hospitales.
Siempre defendieron a los médicos que se declararon ‘objetores de consciencia’ y no cumplieron con ligaduras de trompas, anticoncepción, etc.
En general, son los mismos que piden la pena de muerte apenas les roban el celu. Y les chupa un huevo si el 'pibito' que les robó nació hace 10 años o menos.
Abriste las piernas, bancátela’ siempre dijeron. ¿O miento? ¿Qué van a hacer ahora?
No nos confunden. Quieren lo que siempre quisieron: Manejar a los demás, hacerlos hacer lo que ellos manden. Si los dejamos que nos regulen lo más íntimo, la sexualidad, entonces se van a poder meter con todo.
Reductio ad absurdum

No, es todo HIPOCRESÍA. Como siempre: ‘Tené al nene que después, en una de esas, te voy a dar la ropita que me sobró del mío. Y si me pedís limosna te voy a dar esas moneditas que ya no me sirven para nada.’



Esteban Cámara
Santa Fe, 13 de junio de 2018


domingo, 10 de junio de 2018

El chiqui de la AFA


Hace unos días yo le decía a mi hijo que cómo podía ser que el chiqui tapia fuera el que administre el futbol argentino, la selección del mejor del mundo. ‘Yo a tapia no le doy a administrar un parripollo’. Dije, textual.
Un tipo que viene de un club del ascenso (¡cuarta división!), sin ningún estudio ni antecedentes que lo habiliten. En definitiva, un desatino bastante común en el fútbol.
Llega por portación de suegro (Moyano), y gracias a las buenas relaciones con los políticos neoliberales que gobiernan actualmente, incluído el presidente de Boca.
Una selección que cambió 3 técnicos en un proceso mundialista, que quedó debiendo a uno y a otro también. Que puso a un técnico que va a llegar al mundial con 30 entrenamientos o menos. ¿Quien hizo esta hazaña?: el Chiqui Tapia.
Se ven en una reunión guiños sospechosos del chiqui con el presidente de Boca, de quien se dice que es el protegido y a cuyo club la afa pareció beneficiar en varias decisiones ‘chiquiescas’ y ‘sorteos’ de cuestiones importantes.
Poco antes del mundial la AFA saca un manual para argentinos en Rusia, con frases sexistas y terriblemente desafortunadas. Una mezcla de burrada, desactualización y estupidez. Otro logro de la Gestión ‘Chiqui’.
Luego de la decadencia senil Grondoniana de los últimos ‘queseyocuantos’ años (la corrupción probablemente fue siempre la misma, 1979-2014) y el desconcierto post mortem, con enormes desaciertos y desatenciones (selecciones juveniles sin comida ni apoyo político, selección femenina abandonada, etc.), tal vez la peor elección posible del ambiente del fútbol (ambiente que, convengamos, no es mucho mejor que los presidentes, actual y pretérito) fue la de la elección de este muchacho.
Poco después de aquella frase mía que inicia este texto se desató el escándalo del partido de la selección en Jerusalén. No hubiera sido tan grave si se jugaba en Haifa o Tel Aviv (como partidos anteriores), pero jugar en Jerusalén (ciudad donde la ONU no le da la escritura a Israel y en donde hay desahucios de población que lleva allí generaciones y muertes cotidianas por protestar por la injusta situación), en un estadio más chico que los de las ciudades mencionadas, realmente es injustificable. El partido, así encarado, era una manifestación política de apoyo a las violaciones de derechos elementales, similar al traslado trumpetiano de una embajada hacia esa zona.
Y la AFA de tapia tuvo que dar marcha atrás, sacar de posibles ríos de sangre al mejor del mundo (y compañeros top ten) a un costo político altísimo. Solamente un ignorante que no puede estar al frente de la afa, que no tiene un solo libro encima, que no tiene la menor idea de geopolítica, que no es consciente de la gravedad que pueden alcanzar sus actos pudo gestionar un partido así.
¿A quien se le puede ocurrir llevar al mejor del mundo (tasado en 500 millones de euros) a un territorio ilegalmente ocupado, con genocidio, terrorismo, bombas, misiles, fósforo blanco, guerra, masacres, etc.? Sólo a un ignorante peligroso.
Señoras y señores, con ustedes, el ’Chiqui’.

martes, 5 de junio de 2018

Por la inclusión educativa

Estaba hablando hace pocos años con una mujer de Paraná que se decía peronista y tenía el busto de Perón y de Evita en el escritorio de la casa. Era hija de maestra pero ella, la verdad, se ve que no había sacado la menor vocación por el conocimiento: ni por adquirirlo, ni por transmitirlo, mucho menos por generarlo.

Yo le decía, ni sé de donde venía el tema, de lo difícil que era para un laburante estudiar, no sólo por los horarios y el cansancio (yo durante largos meses me levantaba a las 5 de la mañana y volvía a mi casa a las 10 o 10 y media de la noche). Mis viejos habían crecido en familias pudientes del Santa Fe de los años 1930, empresario mi abuelo materno y profesional de las leyes el paterno. Pero esa suerte se quebró con nosotros. Mi viejo (también del rubro legal y experto en todas las trampas y dilaciones posibles), echado por mamá, y bien echado, por no colaborar en nada, se borró con la cuota alimentaria y quedamos a merced del sueldo de maestra de mi mamá. Por aquella época el sueldo de una maestra no llegaba al salario mínimo: Sarmiento no quería jefes de hogar como maestros, sino esposas - maestras 'part-time’.

Nos cagábamos de hambre y nos faltaba comida y ropa, a pesar de los esfuerzos y la capacidad de mamá (gran directora de escuela, no siempre garpada como tal). Pero lo que no nos faltaba eran libros. Debo haber leído mil, antes de los 20 años…

Bueno, me fui al carajo, volvamos: yo le decía que solamente había visto en mis años de estudiante a un villero en la Universidad.

Entonces la mina me dijo: 'Los chicos de la villa no quieren estudiar.' Juro que la mina no tenía idea de lo que estaba diciendo, más allá de que la madre (porteña que supo dar clases en el burgués barrio de Caballito) había enseñado en una escuela muy humilde de Paraná. Ella llamaba a eso ‘el desprecio’. ‘Desprecio’ por parte de las autoridades de educación de Entre Ríos que no le habían dado a su madre un aula más adecuada a su ‘abolengo’. No se enojen, es lo que ella quería decir.

Hoy la derecha en el gobierno nos dice ‘todos sabemos que los pobres no llegan a la Universidad’ y que ‘eso de las Universidades era un plan perverso de la dictadura K para lavarnos la cabeza y esclavizarnos’. Vaya, ni en mis sueños más locos creo que podría soñar con gente así. Los que lo dicen y los que lo creen.

Un dato de contexto: en los 90 se empezó a hablar en sociología de una nueva clase social, una que rompía el terceto clásico de baja-media-alta: los ‘nuevos pobres’. Quienes eran los nuevos pobres: aquellos que vivían en casas de material, con agua corriente y baño interior, tenían educación secundaria o terciaria pero ingresos por debajo de la línea de pobreza (también llamados, por eso mismo, ‘pobres por ingreso’). En esa categoría pasaron a entrar los ‘retirovoluntariados’ de ferrocarriles y otras empresas del estado, los jubilados pauperizados, los maestros y los empleados públicos de las categorías más bajas, entre otros.

A los otros pobres, generalmente localizados en la villas miseria, se los pasó a llamar ‘Pobres estructurales’.

Bueno, como fenómeno masivo lo de los nuevos pobres pudo revelarse en los años 90, pero en mi casa fuimos siempre ‘nuevos pobres’, al menos desde fines de la década del ‘60 y hasta la del ‘80. Mamá muchas noches nos decía que ‘no tenía ganas de cocinar’ y bueno, comíamos un poco de pan y alguna infusión caliente, en vez de cena (y luego escuchábamos el llanto sordo de una madre hasta que pudiéramos dormirnos: muchos meses no le alcanzaba el sueldo para pagar la cuenta del almacén). Cuando me enseñaron lo de las cuatro clases sociales en el posgrado, allá por 2014, tardé unos cuantos años en darme cuenta de que nosotros habíamos inaugurado la nueva categoría varias décadas antes.

Sin embargo, los tres hijos de la familia estudiamos y tenemos desde posgrados hasta terciarios. Bien pobres, pero estudiosos, señora Vidal: ¡los pobres queremos estudiar!, basta que los hijos de puta que nos gobiernan (que me disculpen las madres, que podrán ser más santas que nadie), usted incluída, generen las condiciones para paliar los déficits estructurales (no es posible estudiar si no se tiene casa, por ejemplo), de ingresos y socioeducativos. Los maestros de las escuelas más pobres suelen tener que invertir más tiempo paliando los problemas sociales y el hambre que en enseñar: eso tiene un efecto dramático en el aprendizaje.

Pero créame y cuéntele a macri y a su gente de barrio cerrado: si se cargan a las Universidades Nacionales después no se quejen. Se les va a venir una avalancha de mierda encima que los va a ahogar, por toda la eternidad.


Esteban Cámara


Para ilustrar más, transcribo una nota periodística.

04 de junio de 2018 Página 12, Contratapa
Esta no se la perdono. Por Claudia Montesino.
Salgo de hacer el espectáculo de narración oral “Quereme bien...(contar para no morir)”. Mis hijas Mica y Marti me dicen que mejor no me comentan los dichos de la gobernadora. Les pido que lo hagan; no les creo, pienso que es un meme de sus dichos. Me lo leen, me lo hacen escuchar. Durante todo el viaje camino a casa pienso en mi vida. En lo que digo cuando me presento el primer día de clases en la universidad o en una charla, o cuando me preguntan por qué estoy o deseo trabajar así, ad honorem, en algún espacio de vulnerabilidad. Desde el amor lo comparto, y ojalá llegue a quienes piensan igual que la mandataria de la Provincia. 
Nací hace 52 años en la maternidad de La Plata, hija de Haydée y padre que decidió no conocerme ni reconocerme. Mi vieja –que tenía ovarios y apellido de sobra para darme–, vivió todo su embarazo y parte de mi primera infancia en el cuartito del fondo de una Unidad Básica de Berisso, amorosamente pintada por sus compañeros de militancia.
A mis cinco años vinimos con mi vieja a vivir a Melchor Romero. Pueblo conocido y estigmatizado por tener emplazado un hospital neuropsiquiá- trico. Ella cuidaba pacientes cuando la familia no podía ir al hospital diariamente. Luego la nombraron, pero esa es otra historia. Nos mudamos a unos terrenos fiscales, dos casas por terreno. Ella y yo en el fondo, en una prefabricada con paredes más delgadas que el cartón de las cajas de banana Dole. El baño quedaba a unos diez o quince metros de la casa. Afuera, con letrina y como ducha un fuentón y un jarrito. 
Iba a la escuela del barrio, de monjas, privada. Tenía media beca y mi vieja pagaba la otra mitad limpiando casas por las tardes, después de las cinco. De esa época recuerdo cómo mis compañeros querían venir a mi casa a merendar, y lo multitudinario y entretenido de mis cumpleaños. También recuerdo los días de lluvia, donde las dos nos quedamos en casa porque mi mamá no tenía trabajo cuando llovía mucho. Es que las patronas no querían que fuera a sus casas a fregar, o las familias a cuidar a los internados en el hospital. Y eso sin dudas la hacía sufrir. Nunca lo dijo. Es duro vivir la diaria. Sin embargo, siempre me contó cuentos y me enseñó a cocinar.
La secundaria nos encontró mejor. Ella enfermera del hospital con sueldo fijo y viviendo en una casa del Plan Eva Perón pagadera en 25 años. Viajaba todos los días una hora para ir a un colegio del centro de La Plata. A esa altura ya sabía por su boca que los libros nos daban alas y el estudio independencia. Cantaba a la perfección la Marcha Peronista y Evita Capitana, aunque ella me pedía que no milite y yo le explicaba que los milicos se tenían que ir. 
Corría el 82 y su cuerpo tenía fuertes marcas de la milicada y su alma estaba algo quebrada, pero eso no le impedía seguir alentándome a leer, a estudiar. También me enseñó cómo se defendía a la Patria y que los chicos de Malvinas eran nuestros chicos. En el ‘83, cuando volvió la democracia y me recibí como bachiller, su mente colapsó, pero le pude llevar dos cosas cuando fui a verla al hospital: el diploma de egresada y la ficha de ingreso a la facultad. Ese año fue complicado: ella tenía miedo de no estar a la altura de las circunstancias si yo no entendía algún texto. No sucedió. Nunca sucedió eso. Siempre mi vieja estuvo a la altura de la vida.
Pasados unos años, un día volví a casa con el primer título. Ella no sabía que iba a rendir la última materia cuando nos despedimos a la mañana. Luego vinieron algunos más, pero ya no los pudo disfrutar conmigo. La muerte nos había jugado una mala pasada. 
Sigo en el mismo barrio, me fui algunas veces pero siempre volví y jamás dejé de decir cuáles eran mis orígenes. No soy la excepción: conozco a muchos con los que nos limpiábamos los zapatos llenos de barro al llegar a la parada del micro; con los que compartíamos el agua; nos quedábamos sin garrafa o contábamos las monedas para ir a cursar. 
Fui primera egresada de la familia. No fui doctora pero si universitaria. Y lo fui porque una mujer villera, con tercer grado completo y casi analfabeta funcional me dijo que los libros tienen alas, el teatro era una inversión y el amor a la Patria una obligación. Fui universitaria porque me dijo que el país nos necesitaba formados, porque al ser públicas y gratuitas el pueblo podía acceder a ellas. Porque entendió que la educación nos haría libres, y porque sus convicciones también las mostró con el mismo orgullo con el que decía que yo había nacido porque me deseaba, y cuando no fue así había abortado. Que ser mamá fue su elección y no su obligación. 
Soy universitaria por la mujer que lloró abrazada al televisor cuando murió Perón, y me advirtió que si no volvía esa noche no me asustara, pero quería ir a despedirlo. Y cumplió, volvió dos días después. 
Soy universitaria, docente universitaria, villera y conozco un montón de personas como yo. No soy la excepción, así que señora Vidal basta de mentir. Usted tiene odio de clase. ¿Será que el hijo o hija de la muchacha se recibió antes que usted y sus compañeras? ¿Que la universidad forma estudiantes sensibles que están lejos de sus intereses? 
¿Sabe qué? Le dejé pasar muchas cosas, pero ésta no. Por mi vieja, ésta no se la perdono. Por mi vieja que murió dos meses después de pagar la última cuota del plan de viviendas. Porque somos villeras y pobres, pero no mentirosos. Y ella cumplió. Lamento que de usted y del Presidente no pueda decir lo mismo. 


* Hija de Haydée Montesino, mamá de Micaela y Martina, narradora oral y militante incansable desde la palabra hasta encontrar a todos los nietos apropiados por la dictadura cívica-militar-eclesiástica. Postinieta de Delia Giovanola, cofundadora de Abuelas de Plaza de Mayo. Cocinera en aprendizaje permanente, pero por sobre todas las cosas villera, docente en la UNLP y la UNDAV y con memoria.