martes, 26 de diciembre de 2017

El modelo Mitrista

Una de las muchas consecuencias nocivas del modelo agroexportador/importador de manufacturas es cultural:

Los gobernantes afectos a ese modelo y sus mandamases, los agroexportadores, consideran a estos últimos como los padres de la patria, los que "le dan de comer al resto" (sic). 

En ese clima cultural el trabajador no importa, porque para ellos la riqueza viene del suelo y del clima. Por supuesto que no es así, porque si no fuera por la gente que laborea sus campos no habría excedentes de riqueza. Pero como ellos piensan de esa manera tratan prácticamente como esclavos a sus peones, con salarios ruinosos, trabajando a destajo cuando al patrón se le cante, sin seguridad social, ni vacaciones. 

Y, peor aún, menos le importa el obrero fabril: "¿para qué fomentar la producción local si 'podemos' importar todo?". O el empleado público (parásitos que según su visión, viven de ellos), el maestro (para qué si para echar al voleo unas semillas de soja o bajar las naranjas del árbol no hace falta estudiar. Y, el jubilado, mucho menos: es una carga para ellos. Cuanto antes se mueran, mejor (y lo mismo hacen con sus padres, para heredar antes). 

Contra este modelo -Mitrista- han estado en lucha casi todos nuestros próceres. Sí, hasta de alguna manera, Sarmiento y Roca encarnaron cierta resistencia a esta visión.

El modelo agroesportador deja afuera a 30 millones de argentinos.

Mientras no derrotemos este modelo, mientras no entendamos que éste es el cáncer que nos está pudriendo por dentro, como sociedad no tenemos futuro.

Y hoy, el modelo Mitrista está a full.


Esteban Cámara
Santa Fe, 26 de diciembre de 2017

jueves, 7 de diciembre de 2017

Las y los descolgad@s

Hace algunas semanas al recibir Hwrench un premio por su labor, fue insultado por, aparentemente, brindar cobertura a las trapisondas del poder.

Aclaro que este señor es un periodista/operador comunicacional (soy incapaz de distinguir una cosa de otra a esta altura), que transita horarios y medios centrales en el espectro comunicacional argentino.

Al escuchar el insulto, Hwrench hijo quiso salir a trompear a uno, arrastrando a su novia por la alfombra cuando quiso detenerlo. Un papelón.

Nota aparte: los Hwrench se llamaban originalmente Huenchuleo, pero cambiaron su apellido por cierto antimapuchismo residual que ellos creyeron ver en la sociedad argentina. No sè, pregùntenle a ellos.

Hwrench hijo justificó su violencia argumentando que a su padre le habían dicho "Mapuche de mierda" y eso lo indignó de forma múltiple en lo personal, etnocultural, etc. Como lo certifica el video del momento en cuestión, en ningún momento insultaron a su etnia, sólo a la persona (Forro, fue el término exacto). Pero eso no importa cuando, como en este caso, un grupo de gente está tan cercana al poder real como los mapuches.

Antes de que se acallara el escándalo (en el cual no produjo demasiados comentarios la violencia que Hwrench hijo había ejercido sobre su novia cuando ésta quiso frenarlo en su "intento" de agresión al supuesto insultador) una periodista/panelista (no veo televisión, disculpen si no distingo una cosa de otra) publicó una serie de tweets que exacerbaron las pasiones.

"Los mapuches gobiernan hace mucho el mundo de las comunicaciones, no sé por qué nombrarlos los lastima". 

De aquí en más se desató un pandemonium que le costó mucho a esta persona, quien hasta el momento tenían más bien fama de "progre" (disculpenme de nuevo pero no conozco acabadamente la definición del término, menos aún en la cultura televisiva).

Entre pedidos de decapitación pública (convengamos que el tweet tal vez no sea "políticamente correcto" o correcto a secas... y nuevamente pido perdón por mi ignorancia) volvió a exacerbar a sus críticos escribiendo: 

-Yo soy una atea de mierda para muchos y no por eso ando agrediendo a mi pareja. La religión ya no es excusa para victimizarse. 

Aquí quiero hacer un alto porque la hermosa mujer comete un error, seguramente por ignorancia: El tema con los mapuches no es la religión, sino más bien el aspecto etnocultural.

'Me dijo mapuche… ¡Qué horror!' jajaja, agregó la señorita ya directametne sobre la hoguera.

Y luego:

"Se corrió el foco una vez más. Hwrenchito maltrató a su novia en público. No me importa si es negro, árabe, cristiano, ateo, judío o indio. No a la violencia de género. Lo importante es que un hombre maltrató a su novia porque le insultaron a su papi. Eso es lo que vi yo".

Tambien

"Ojalá fuera mapuche, pero soy una simple atea", bueno, seguimos con lo de la religión. Ufa.

Vuelta a insistir con el error cultural/religioso, empiezo a pensar que tal vez lo que indignó a los mapuches que 'parece que' abundan en los medios de comunicación es la negación de su condición etnocultural. No quiero ser racista, por eso digo 'parece'.

A esta altura conocidos periodistas de origen mapuche, incluso los más de izquierda, comenzaron a afilar sus machetes textuales y uno podía leer, por ejemplo hasta en socompa (un medio muy contracultural) una extensa y acalorada crítica de un periodista de ascendencia mapuche contra los dichos de la señorita.

Una de las cosas que recalcaba el mencionado periodista progresista mapuche (en Socompa) fue la negación de la influencia que tienen los mapuches en los medios de comunicación. Esto no sé si es muy sostenible si consideramos que la señora fue echada DE INMEDIATO del canal en el que trabajaba...

Alguien llego a sugerir que de seguir así seguramente hubiera cometido el delito de negar el genocidio mapuche.

En nuestras esferas política, comunicacional, judicial y pública, negar el genocidio mapuche seguramente le acarrearía al culpable la pérdida de trabajo (para muestra, este caso) y hasta alguna condena judicial impulsada por importantes organizaciones de defensa de la comunidad Mapuche como la DAMA (Delegación de Asociaciones Mapuches Argentinas), la AMMA (Asociación Mutual Mapuche Argentina) y otras, por no hablar de los problemas financieros que le puede significar a un medio que cobija a individuos con discurso antimapuche, dada las fuertes relaciones que tendrían (esto puede no ser tan así, puede ser simple apariencia, no me peguen, por favor) integrantes de la comunidad mapuche con las entidades financieras nacionales e internacionales.

-"Si pudiera elegir sería mapuche", osó decir, tal vez con efecto contrario a lo buscado.

Y, peor: -"Antimapuche yo, jajajajajaa. Ojalá fuera mapuche".

El a partir de allí ex jefe de la tweetera ajusticiada llegó a postear incluso:

"Repudio en forma absoluta y total los comentarios de @señorapanelista contra la comunidad mapuche. No representan la opinión del programa @Sobas_ok y tampoco la mía" 

Un conocido director de telefilmes aprovechó la volada para agredir a Carta Abierta, que no tenía nada que ver:

 "Volvió Carta Abierta. Qué suerte tiene esta intelectual que esto no es EEUU y puede seguir teniendo una carrera después de este comentario #NosTienenHartos". Wow, wow, parece que la señora ya no tiene más carrera, tranqui. Ahora debe estar màs tranquilo luego de que nos parecemos a papi EEUU.

Con la altura que lo caracteriza ("...esta intelectual...", puso, jajjjjj, que genio) el prominente pensador/realizador intentaba ridiculizar a la tweetera de quien nadie habría osado decir que fuera intelectual, prominente o no. Perdonen si no entendì mucho, son toda gente demasiado culta para mì, esta de la TV.

Otro animador televisivo , de constante diatriba filonazi ... ¡la acusó de feminazi!, jajajajajjjajjja.

En fin, no te metas con los mapuches. Mejor metete con los judíos a quienes matan sin problemas por la espalda por el sólo hecho de manifestarse reclamando  reconocimiento de sus derechos y dignidad.



Esteban Cámara
Santa Fe, 7 de diciembre de 2017

lunes, 4 de diciembre de 2017

La verdad, como soportarla

Hace unas cuantas décadas, en una reunión de agrupación de la facultad una de las chicas, de 20 o 21 años anunció que se casaba. Bueno, todo el mundo la saludó, la felicitó, etc. 

La amiga (esa amiga dominante y un poco brujilda que a veces a veces hay en las duplas hiperestables de amig@s) me pide a mí, dado que tenía algunos años más que ellos y estaba casado, que le diga a su amiga mi opinión sobre el matrimonio.

Bueno, el que me conoce sabe que peco de excesiva, incluso brutal, sinceridad (si es que esto existe). -Está bien, le dije... No recuerdo todo, pero sí la parte en que hablaba de la inconveniencia de la escasa madurez de ambos (el futuro marido también empezaba a transitar sus veinte), sumado al hecho de que estaban comenzando sus carreras universitarias. Les agregué que si fuera por mí prohibiría los matrimonios de personas de menos de 26 años, que primero es aconsejable recibirse y tener más o menos encaminada la cuestión laboral-financiera. Que a veces las maduraciones llevan por diferentes caminos a la gente, incluso terminando por convertirse en extraños, y eso era más que frecuente partiendo de tan temprana edad.

Otro de mis defectos (tal vez por Asperger) es que no voy controlando las reacciones de mis interlocutores mientras hablo y recién cuando terminé me dí cuenta de que la niña casadera estaba llorando a mares, la amiga-brujilda me miraba como la esposa de Macbeth al anterior rey y el resto de mis compañeros revoleaba los ojos como si hubiera terminado de pisotear un bebé frente a sus ojos. La atmósfera era como si alguien hubiera cometido un crimen ... ¡y lo peor es que era yo!

La futura desposada salió eyectada de la reunión. La amiga, luego de mirarme con una mirada que inequívocamente decía: "Te voy a destripar con mi regla-escuadra de acrílico y voy a colgar tus intestinos como guirnalda en el salón de actos", salió detras. 

Uno de los compañeros me vino a recriminar qué por qué le había dicho eso.
-Y bueno, dije, me preguntó...
 
¿Para qué preguntan si no quieren saber la verdad?



Esteban Cámara
Santa Fe, 4 de diciembre de 2017