viernes, 1 de febrero de 2013

Las fórmulas

Debió haber sido en 1972 o 73 cuando vi por televisión una película argentina que transcurría en el norte profundo de mi Argentina. No recuerdo más que una escena que se ve que me impactó: Un festejo popular humilde con música y bailes folklóricos, con actores maquillados con acentuado color oscuro (esa pátina resinosa que en cine significa: Incivilizado o pobre o violento) y ropas sencillas de criollos o indios. Allí una madre deja a su bebé en manos de otra para irse a bailar, esta se lo deja a otra y así, sucesivamente, hasta que la criatura queda tirado en el suelo. Se produce un tumulto y corridas de la multitud que pisotea al indefenso bebé y lo mata. Luego viene el entierro del que sólo recuerdo el Rin del Angelito como música de fondo, con el timbre ancestral, quebrado del infinito talento de su autora e intérprete, Violeta Parra. No recuerdo el nombre de la película ni el director, al que supongo prestigioso. Por alguna razón este recuerdo sobrevivió 40 años en mi mente y es muy vívido, uno de los primeros de lo social-cultural.

Ahora bien, ¿qué significa? Este recuerdo tiene un sentido preciso en términos políticos y culturales: Marca la idea de la gente de las ciudades, de clase media, respecto de la desaprensión de los originarios y criollos, de los humildes. El mensaje de la película, de esa escena precisa, es el descuido individual y social de la clase proletaria, al menos como idea de la clase emisora del discurso. A esto lo denomino una "fórmula".

No es difícil ver las otras fórmulas que andan por aquí: 

* "Cuba es una dictadura que viola los derechos humanos" (vayan y vean, con espíritu y cabeza abierta).
* "Los cubanos viven en una miseria intolerable" ("no hay cubano gordo", diría una boluda total que conozco. En realidad, lo que no hay en Cuba es desnutrición).
* "Los cubanos arriesgan la vida por entrar a los EEUU" (no obstante, se calcula que entre 30 y 100 mejicanos y centroamericanos pierde efectivamente la vida diariamente al intentar entrar, pero para "la fórmula" eso solamente ocurre con los que huyen del "infierno comunista").
* "Chávez es un dictador que viola la libertad de prensa" (en Venezuela hay más libertad de prensa que en España, por ejemplo).
* "Cristina es soberbia, autoritaria y dictatorial" (¿por qué?, "porque todo el mundo lo dice", me respondieron, y "vox populi es vox dei").
* "Correa es un dictador que viola la libertad de prensa" (sí, más o menos como Chávez).
* "Evo Morales es un indio inculto y violento" (¿basado en ...?).
* "El gobierno argentino viola la institucionalidad y vulnera la constitución" (cuándo, dónde, le pregunté yo a una que decía eso hace un par de meses. Todavía espero la respuesta).
* EEUU es el paraíso de la libertad, la democracia y los derechos humanos (de Guantánamo y Abu Ghraib "no comment").
* "En Europa tienen todo resuelto" (sí sobre todo la gente que se quedó sin trabajo y casa en España, Grecia, etc., incluso en Alemania).
* "Los que roban, los abusadores de niños, los hombres golpeadores, los drogadictos y borrachos, son de clase baja".
* "Los que roban es porque son drogadictos".

Y puedo seguir casi hasta el infinito.

Nos repiten las fórmulas contínuamente, desde la escuela, la televisión, los diarios, las radios (mamita querida: ¡qué instrumento de dominación tan terrible!, que te inocula mensajes casi subliminalmente en forma continuada), los vecinos, el verdulero, el carnicero, tu tía, tu cuñado, el mecánico y así. Y me temo de que la gente llega a creer que esos "pensamientos", las fórmulas, se les ocurrieron a ellos.

Si la gente se diera cuenta de hasta qué punto sus ideas son implantadas por el sistema cultural-social de medios-escuela-boca a boca, etc., creo que se pegaría un tiro. No es idea mía esto que digo. El que quiera más teoría que lea a Nietzsche, Heidegger, Foucault o Sartre, entre otros.




Esteban Cámara

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