15/05/2013. Llego desde Bayamo a las 12.25 hs a la terminal de Niquero en el tercer camión (había salido a las 7.45 y habìa tomado uno para llegar a Manzanillo, otro desde allì a MediaLuna y el ùltimo hasta Niquero) y me
anoticio de que la guagua para las coloradas salió a las 12 (7-12-17 hs). Si el
anterior camión no nos hubiera fallado (nos dejó en Medialuna, no en Niquero, el traidor) hubiera llegado a tiempo. Me doy cuenta de que va a ser casi imposible llegar hasta la Playa Las Coloradas.
Hago una caminata
por el pueblo buscando taxi y, al querer sacar una foto, descubro que me olvidé la memoria de la cámara en la notebook,
pero tengo el bolso de la misma y allí hay otras tres memorias, una de ellas de
8 gb. La coloco y sigo sacando fotos de Niquero.
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Pintoresca casa en Niquero. Foto: Esteban Cámara |
Veo una ‘chopi’ (tienda, 'shopping') en un hotel
grande y entro a comprar agua, creo que consigo soda de 1.5 lt. Hay dos
empleados, uno de mediana edad y una joven y robusta mulata. El hombre me pregunta
qué pienso de Cuba, supongo que esperando que hable mal. Le digo que me gusta y
por qué. Se queda un poco cortado y le voy explicando lo de los niños cuidados,
que no andan mendigando, bien vestidos y alimentados, de la salud, la educación y la seguridad.
Empieza a asentir conmigo, se pone contento y se revela como gran defensor de
su patria. Me preguntan si paro allí y les cuento mi drama: Hice seis horas de viaje desde Bayamo y no puedo llegar hasta Las Coloradas. La niña se ofrece a
buscarme taxi, sale casi corriendo hacia afuera. No consigue, va de aquí para
allá, afanosa. Este tipo de cosas sólo ocurren en Cuba, les aseguro. Luego de mucho
esfuerzo de mi entusiasta y espontánea aliada viene un viejo automóvil Lada (planos de fiat 1500 hecho en Rusia) con un chofer
adolescente y pactamos el precio, sin espera, sólo llevar, esperar para sacar
un par de fotos y traer: 14 cuc. La joven, radiante de haber ayudado, me
saluda desde la puerta de la chopi. Este es el pueblo de Cuba.
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Hotel Niquero. Abajo, en la esquina, la chopi de la morocha atenta. Foto Esteban Cámara |
En la ruta el chofer, ‘Oscarito’, se presenta y se dice ferozmente apolítico, pone distancia, cortante ('ni de Obama ni de Fidel'). Al manejar se muestra sumamente prudente con los ciclistas y eso me llama la atención. Frena por completo si va uno
en la ruta y con su mismo sentido y por el otro carril viene otro vehículo,
cualquiera sea. Me llama la atención. Claro, son las leyes del tráfico,
respetadas a rajatabla. Eso es lo que sorprende, como antes en el chofer de
Santa Clara que nos llevó a Cayo las Brujas, el respeto riguroso, a consciencia. Pasamos
por Belic y llegamos a la playa Las Coloradas, una playita angosta.
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Entre Belic y Las Coloradas, el mar caribe se acerca a la ruta. Foto: Esteban Cámara |
No llevé
short de baño pero de la alegría me meto a ese cálido y amistoso Caribe con medias y todo. Apenas puedo sacarme las zapatillas, ansioso.
Mi alegría me
sorprende, me embosca, me ahoga, me salva y me envuelve con su infinita ternura:
Allí desembarcaron hace más de 56 años, un dos de diciembre, Fidel, 80
revolucionarios y un ser tan puro, tan de pura luz que les dio miedo a los
falsos dioses y sus esbirros.
Oscarito me saca fotos, se ríe de mi alegría de
niño de 52 años. ¡LLEGUÉ!, como hace años a La Sagrada Familia, aunque esta vez
no lloro.
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EC en playa Las Coloradas. Foto: Oscarito |
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Pasando esa punta del final, hacia el Este, fue el desembarco. Foto: Esteban Cámara |
Vuelvo a subir al auto con las medias y el pantalón de rugby de
gabardina mojado. Oscarito, que se había manifiestado apolítico, decide llevarme al
lugar exacto del desembarco, donde hay un museo y está la réplica del Granma. Por su cuenta, sin que se lo pida. Saco
más fotos. Hoy es otro día glorioso. Oscarito parece un poco menos apolítico a cada momento:
Mi alegría es tan invasiva que creo que lo contagió a este cuasi niño, chofer y
mecánico, de overall manchado.
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Réplica del Granma en Playa Las Coloradas, en el lugar por el que subieron a la sierra Fidel y los demás. Foto: Esteban Cámara |
Volvemos a Niquero y Oscarito, comedido, trata de conseguirme pasaje en un Transtur que ve llegar de Santiago para Bayamo. No lo logra, doy fe que lo intentó. Nos saludamos y le pago agregando una pequeña propina. Me pide que cuando vuelva lo busque, se lo ve feliz, contagiado de mi ánimo nostálgico y alegre, revolucionario. A veces basta una pequeña chispa para el contagio y que salga a flote lo mejor de la gente.
Esteban Cámara
Bayamo, Granma, mayo de 2013
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