domingo, 20 de octubre de 2019

Ana

Nadie muere mientras nos deje su ejemplo, su lucha
Mientras tengamos una forma de recordarle con cariño.
Hubo muchas Anas en mi vida:
Ana jodedora, adolescente. Ana carpediem
Ana militante
Ana torturada, encarcelada, luchando contra el monstruo horrendo
Ana detrás del blindex de Devoto
Ana laburante-maestra
Ana mamá de mis bravos sobrinos, que la idolatran y la
extrañarán por siempre
Tal vez su obra inmensa: sus hijos estuvieron
Siempre estuvieron
Fueron y vinieron, acompañaron, amaron.
Y hoy lloran... pero hay una pizca de sano orgullo.
Se fue luchadora, inmensa.
Hubo muchas Anas.
Hoy no hay ninguna
Solo su recuerdo y su amor
en muchos.




Ana María Cámara, Santa Fe 03/12/1955; Buenos Aires 19/10/2019 




Esteban Cámara

Santa Fe, 20 de octubre de 2019

sábado, 5 de octubre de 2019

Cuando el comunismo salvó a Occidente


Ésta es una tesis mía, creería que completamente original.
Parte de imaginarme qué hubiera pasado en la segunda guerra mundial cuando Alemania invadió Rusia, de haber seguido en el poder el Zar.
En la organización internacional del trabajo prescripta por el Reino Unido, a la Rusia de los zares le tocaba el rol de proveedora de materias primas. Claramente, debía mantenerse como un país no industrializado. Incluso, Inglaterra, Estados Unidos y otros países capitalistas pusieron tropas a disposición de la aristocracia rusa, el ejército blanco, para vencer a los comunistas. Afortunadamente para ellos mismos, no pudieron vencerlos.
Al influjo del comunismo, la Rusia de oligarcas, señores feudales y siervos, desapareció. La ya Unión Soviética se industrializó a pasos agigantados: Tenía bauxita (aluminio), petróleo y hierro.
Alemania, en cambio, carecía de bauxita y petróleo. 
Cuando llega a un impasse y no pueden llegar hasta el Reino Unido, los nazis se vuelcan a invadir a la Unión Soviética: Necesitaban mucho petróleo y aluminio (aviones y barcos) para postrar a Inglaterra.
Es aquí que entra en juego la recién industrializada URSS, fabricando cientos de miles de tanques y aviones en las fábricas trasladadas a siberia muy recientemente.
Alemania es vencida por el general invierno, sí, pero también por el orgullo y el valor del pueblo ruso. Alemania es empujada violentamente hacia occidente por la fiereza de los siberianos, pero también por un pueblo cohesionado, culto, con salud universal y universidades que produjeron cientos de miles de ingenieros. Y por las factorías siberianas que trajinaron noche y día para armar tanques, cañones, barcos, aviones y un largo etcétera.
Nada de eso hubiera ocurrido con una rusia pastoril. ¿No me cree? Vea qué hace occidente hoy con Ucrania, apoyando las facciones neonazis del oeste del país que pugnan por una Ucrania agrícola, proveedora europea eterna de trigo y otros cereales. Por eso desataron la guerra civil, porque el este, industrializado, no quería esa ignominia. Ninguna región productora de commodities rurales se industrializa, ni incluye. Sólo se hacen ricos un puñado de terratenientes. La lucha de los factores de progreso ucraniano es muy homologable a la del peronismo en Argentina.
La Rusia pastoril de los zares había perdido la guerra (la primera guerra mundial) con Prusia, a un costo de vidas altísimo. Los oligarcas mandaban a la muerte a cientos de miles de siervos desarmados sin el menor miramiento. Pero los muertos no ganan guerras. Las ganas los vivos, los que en la penuria se unen màs y comparten. Los que se sienten parte de la sociedad. Las gana el pueblo con derecho, sanos. Las pierden los siervos.
Así fue que el Comunismo salvó al Reino Unido, a Estados Unidos, a Francia y a toda europa. Todo el mundo sería diferente hoy, horrible, con un nazismo triunfante.




Esteban Cámara
Santa Fe, 05 de octubre de 2019