El 19 de febrero pasado una brutal tormenta me tocó con un dedo portentoso. El descalabro fue enorme, todavía no salgo del todo del mar de mierda que se me vino encima. A eso sumale el descalabro político económico que estamos viviendo en Argentina (lo llaman neoliberalismo...).
Por eso el blog no fue actualizado últimamente.
Un abrazo a todos.
Esteban Cámara
Sincericida significa decir la verdad aunque no le convenga a uno mismo. No es sinónimo hacer daño a otros con opiniones no solicitadas
viernes, 1 de abril de 2016
Taxis Flecha de Plata
Había una vez una
empresa de taxis que tenía un encargado de operaciones un tanto
insolente, al menos según lo que decían los dueños. Luego de un
altercado con el hijo de uno de ellos (quien intentó llevarse de parranda
un auto que estaba reservado para trasladar a una discapacitada), la
junta directiva decidió cambiarlo por un pariente cercano de algunos
miembros de la misma.
El
nuevo encargado prometió modernizar la flota y posicionar a la empresa
como líder en el mercado. Empezó renovando la pintura de los vehículos,
despidió a los conductores y puso en su lugar jóvenes atractivos de
ambos sexos, supieran o no el oficio y los equipó con vistosos y sexis uniformes.
Despidió tambien a la mayoría de los técnicos del taller de mantenimiento y a los administrativos que más que nada se encargaban de las relaciones con los clientes, en este último caso argumentando que demoraban mucho tiempo las comunicaciones. Los reemplazó con un sistema informático que muchas veces no interpretaba las necesidades de la gente mayor o discapacitada.
Hizo modificar la altura de los coches para que dieran la impresión de deportivos, a despecho de los consejos de los fabricantes que alertaban de problemas que se podrían derivar de las modificaciones. Hizo alterar los motores y sistemas de admisión para que los coches aceleraran como si fueran de carrera, al par que modificaba los sistemas de escape por otros mucho más aparatosos y con sonido "de carrera". Cambió los sistemas de sonido por otros mucho más notables y bulliciosos y puso enormes pantallas interiores de lcd, aunque no dotó a los automóviles de GPS.
Estos cambios fueron ampliamente publicitados instalando el nuevo eslogan de la empresa: Moderna, veloz y divertida!
Despidió tambien a la mayoría de los técnicos del taller de mantenimiento y a los administrativos que más que nada se encargaban de las relaciones con los clientes, en este último caso argumentando que demoraban mucho tiempo las comunicaciones. Los reemplazó con un sistema informático que muchas veces no interpretaba las necesidades de la gente mayor o discapacitada.
Hizo modificar la altura de los coches para que dieran la impresión de deportivos, a despecho de los consejos de los fabricantes que alertaban de problemas que se podrían derivar de las modificaciones. Hizo alterar los motores y sistemas de admisión para que los coches aceleraran como si fueran de carrera, al par que modificaba los sistemas de escape por otros mucho más aparatosos y con sonido "de carrera". Cambió los sistemas de sonido por otros mucho más notables y bulliciosos y puso enormes pantallas interiores de lcd, aunque no dotó a los automóviles de GPS.
Estos cambios fueron ampliamente publicitados instalando el nuevo eslogan de la empresa: Moderna, veloz y divertida!
En
un principio, el mercado reaccionó con entusiasmo, multiplicando el
número de servicios solicitados, pero también a los pocos meses de las
reformas el gasto en reparaciones (debido a los accidentes por la escasa
aptitud de los nuevos conductores y a las reformas alocadas en
estructura de los vehículos y las altas velocidades innecesariamente
alcanzadas y a fragilidad incrementada por cambios basados solamente en
el marketing) se hizo enorme. A su vez el pago de las cuotas de los
créditos sacados para financiar tantos cambios de imagen se hizo más y
más importante en el gasto de la empresa. El gasto de combustible y
mantenimiento también creció exponencialmente.
Debido
a los accidentes y a la confusión de rutas de los conductores
inexpertos, aunque agraciados, la gente empezó a rehuir los servicios de
la empresa y antes del año ya la empresa estaba al borde de la quiebra.
Convocado
el encargado de operaciones le echó toda la culpa a su predecesor, dijo
que a su llegada los vehículos estaban mal mantenidos, que el plantel
de operarios de taller y administrativos estaba sobredimensionado, que había varios
déficits operativos y muchas cosas más. Todo ello apoyado por coloridos videos y
presentaciones de imagen preparados por el cuñado del encargado, a la
sazón renombrado especialista en marketing. Pero de pruebas, nada. Habló una y otra vez de pesada herencia y
desgobierno. De fiesta, incluso.
Los
directivos, con toda la parafernalia publicitaria no repararon en las
carpetas que tenían en su poder, en donde se demostraba que la gestión
anterior había cumplido rigurosamente con el mantenimiento preventivo de
los coches. De hecho, el porcentaje de averías de los vehículos era
mucho menor a los estándares del sector de alquiler, y el rubro
representaba el menor costo dentro de las empresas del sector. A su vez,
los accidentes y la confusión de rutas y pérdidas de tiempo de los
viejos choferes era mínima. Además, las encuestas de satisfacción de los
usuarios indicaban la buena consideración que tenían del servicio.
Ninguno de estos informes, en papel y escritos con tinta monocromática,
fue leído por ninguno de los integrantes de la junta.
Los
directivos, finalmente, concluyeron que los problemas de la empresa se
debían al descuido y negligencia de la gestión anterior y felicitaron al
nuevo encargado por su "enérgico intento de cambiar el estado de las
cosas".
A
los pocos meses la empresa quebró, quedando en la calle todos los
empleados. El piquete y los disturbios en la ciudad duraron varios meses
más.
Esteban Cámara
Argentina, 2016
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