domingo, 27 de agosto de 2017

Sobre las PASO 2017

Algunos compañeros se ilusionaban con que en diciembre de 2016 ya se hiciera insostenible el modelo macrista. Otros calculaban que para las primeras elecciones legislativas (2017) el revés en las urnas iba a ser tremendo, asemejando lo ocurrido con De la Rúa en el 2001. Hay que hacer la salvedad de que cuando asumió De la Rua el modelo neoliberal venía de más de 3 años de retroceso. En oposición a esto, Macri asume con un país desendeudado, con baja pobreza y desempleo y con grandes sectores de la población a cubierto en cuanto a equipamiento del hogar, vivenda y auto. Este capital acumulado en gran parte de las familias argentinas les permite que enfoquen sus ingresos en pagar los brutales aumentos de servicios (gas y electricidad, sobre todo, pero también en alimentación), sacrificando el turismo por ejemplo, pero a cubierto de muchas otras necesidades por la redistribución producida a lo largo de 12 años de gobierno populista. 

Nada de aquello que en el campo popular esperábamos ha pasado en 2017, transcurridas las PASO (y dudo que este panorama cambie para octubre). Por el contrario, sin sobrarle nada, el gobierno neoliberal, de los ceos y de los ricos, hasta ha rasguñado un par de puntos por sobre su performance de la primera vuelta de 2015. 

¿Cómo se explica esto? En todo proceso económico hay ganadores y perdedores, aún en las grandes catástrofes hay "ganadores". Claro, en nuestro país los ganadores en un proceso de ajuste como el actual deben ser menos de un 10%. Por ejemplo, yo tengo un salario bastante alto, estoy dentro del 15 % de mayores ingresos y sin embargo incluso a mi nivel ya se empieza a sentir el ajuste. Entonces, evidentemente dentro del 37% de los votos de Macri, hay un 27% de gente perjudicada pero que a pesar de eso lo elige. 

Para explicar esto hay que poner en juego el fenómeno de la posverdad y la hegemonía cultural que produce la alianza empresarios-medios de comunicación-tribunales-gobierno, instalando en cierta gente (la que expropió su subjetividad a los poderes fácticos y sus usinas culturales) eslógans huecos como: "se robaron todo", "generaron una cultura de planeros y subsidiados que no quieren trabajar (expresado en el "garralapala kuka") ni pagar lo que corresponde", "la plata para el Garrahan y que el fútbol junte tapitas", y otros desatinos semejantes,

A la potencia de la hegemonía cultural de la alianza , evidentemente le alcanza para colonizar a algo más de un cuarto de la población (habría que agregar parcialmente a algunos que se dan cuenta del ajuste, pero no de que la única forma de frenarlo es aglutinar alrededor del opositor verdadero y más votado).

En lo personal, al proceso de Macri siempre le calculé al menos 5 años hasta que el ajuste (brutal, de no haber sido por lo señalado en el punto anterior) empiece a hacer mella en la gente.

En realidad ellos los del gobierno, (y cualquiera que sepa alguito de economía) saben que no va a venir ningún período virtuoso de 20 años de crecimiento. La economía argentina necesita dólares, siempre, por razones estructurales. Con gobiernos populistas y con gobiernos liberales (hay que elegir: es uno u otro). Con los gobiernos populistas el problema se palia con retenciones y tratando de sustituir la mayor cantidad de importaciones, al par de fortalecer el mercado interno, la producciòn y el empleo. Los liberales "solucionan" esta dólardependencia vía endeudamiento. 

Por eso en el 2001 (luego del otro ciclo neoliberal) terminamos con una deuda que representaba el 160 % del PBI, que el kirchnerismo bajó a menos de un 40% (y con baja denominaciòn en divisas extranjeras y en manos privadas-extranjeros). Cambiemos casi duplicó ese porcentaje, aumentando peligrosamente al mismo tiempo la proporción de deuda en dólares y en manos privadas. El bono a 100 años (2017), directamente es una burla y fue calificada por lectores de prestigiosas publicaciones financieras como la política económica más loca del mundo. 

Este nivel de endeudamiento se va a hacer insostenible para 2022, a más tardar. O sea que el modelo cambiemos va a terminar a menos de 8 años de iniciado y, lamentablemente, en medio de un gran descalabro social, tal vez peor que el de 2001.




Esteban Cámara
Santa Fe, 25/08/2017

sábado, 5 de agosto de 2017

La desinformaciòn

Siempre me llamó la atención el posicionamiento político de M., una compañera de trabajo.

Resulta que la mina venía de una familia peronista y tenía algo, alguito, de conciencia social y, si no me equivoco, creo que se definía como "de izquierda". Había sido muy buena alumna (esto no es un elogio: entre otras cosas, en mi definición, implica ser bastante conformista) y tenía dos títulos universitarios y un posgrado, no obstante, para un conocedor, era obvio que "le faltaron libros", fuera de los de texto.

Lo notable del caso era el antiperonismo visceral que tenía. Siempre asociaba el peronismo con el patoterismo y la corrupción, siguiendo la agenda político cultural de la oligarquía. No obstante, no dejaba de reconocer y valorar los avances sociales. Ella siempre decía que lo había heredado de su padre, peronista del '45 y obrero privilegiado (por su trabajo en una empresa estatal de muy muy buenos sueldos), tanto al reconocimiento por lo social, como al rechazo por lo que ella daba como implícito del peronismo: el patoterismo.

En su vida, con el tiempo se fue haciendo cada vez más notorio el individualismo y la afiliación de clase burguesa, cosa que intentó tal vez  compensar con alguna circunstancial filiación trotskista...

Cierta vez, para algún 23 de agosto, le saqué el tema de Felipe Vallese, peronista y uno de los primeros desaparecidos. Yo, no se si muy conscientemente, intentaba hacerla despertar un poco de aquella "vinculación" del marketing hegemónico entre peronismo y violencia. No tenía ni idea, jamás había oído hablar del tema.

Una digresión: cuando yo empezaba a militar en política, con tiernos 12 añitos recuerdo que visité un museo cercano a mi casa y ví los restos de los incendios de iglesias de 1955. Según ese museo, administrado por la iglesia, los mismos habían sido provocados porque las "hordas peronistas" no habían soportado que la iglesia no quisiera canonizar a Evita. Nada decían de que habían producido en las horas sucesivas de los bombardeos de plaza de mayo y la muerte de cientos de civiles por parte de aviones de la marina y la fuerza aérea en cuyos fuselajes, invariablemente, estaban pintadas cruces y/o la leyenda Cristo Vence.

Otro tanto podríamos decir sobre los fusilamientos de militantes peronistas en el año 1956, o de cómo la inmensa mayoría de las víctimas del genocidio de la dictadura 1976-83 pertenecían a ese colectivo ideológico. A despecho de las acusaciones de violencia que pesan sobre ese colectivo, si uno se fija bien, la enorme mayoría de las víctimas de la violencia política en nuestro país, fueron peronistas.

Creo que el ejemplo de mi compañera de trabajo es un buen ejemplo de cómo, por un poquito de individualismo y otro poco de desinformación, la hegemonía cultural le va corriendo los ejes a las personas, hasta convertirlas en sus lacayos. Sobre todo aquellos que tienen baja consciencia de clase y mucha formación (sí, mucha formación 'formal', pero poca calle), suelen convertirse fácilmente en rehenes de las agendas corporativas del establishment.




Esteban Cámara
Santa Fe, 31 de julio de 2017