martes, 4 de noviembre de 2014

Estudiar medicina en Cuba

Recientemente vi por Facebook el artículo "El extraño sacrificio de estudiar medicina en Cuba", en donde se narra el caso de los primeros médicos costarricenses (los 'ticos') egresados de la ELAM cubana y su experiencia como educandos en Cuba.
ELAM, La Habana
Podemos dar fe de las bondades de la beca cubana. 

Mi sobrina Luciana está terminando medicina , se recibe en julio de 2015. Cuando viajó por primera vez a Cuba (2009) se llevó bolsas enteras de papel higiénico y muchas cosas que resultaron innecesarias. Eso sí, la semana anterior de empezar las clases los citaron a una reunión en donde les explicaron las reglas de cursado y les entregaron TODOS los libros de texto que iban a necesitar ese año (yo en la 'superabundosa' argentina de los '80 tenía que hacer cola con los otros ciento y pico de estudiantes para conseguir uno de los 12 Selkurt de fisiología de la biblioteca, jamás conseguí tenerlo y mi familia no podía costeármelo). Y esa ceremonia se repitió invariablemente cada uno de los años siguientes. Hay papeles y papeles. 

Luego, bueno, la comida escasa (cierta corrupción hormiga endémica de los comedores estatales), mucho arroz y frijoles y poca carne. Igualmente, entre lo que le mandan las familias (el cambio es muy favorable para los extranjeros) y lo que les PAGA el gobierno cubano (la pequeña Cuba, bloqueada, la 'pobrecita' al decir de una típica boluda argentina pequeñoburguesa, se las ingenia para dar, además de la formación gratuita, el alojamiento, el material de estudio y hasta la ropa de laboratorio, una mesada igual a un sueldo mínimo cubano), alcanza y sobra para darse un gusto de vez en cuando, habida cuenta de que un sandwich de 'calne de celdo' cuesta unos 20 centavos de dólar en la candonga de afuera de la unviersidad de CM de santa clara. Y, claro, la incomodidad de dormir en grandes dormitorios de 6, 8 o 12 personas (muy amplios), seguramente más temprano que tarde 'tabicados' con roperos y biombos improvisados. 

El sistema de estudio parece casi obra de relojería: clase teórica, coloquio (solución de dudas y apreciación del nivel de conocimiento adquirido por los estudiantes) y examen semanal de contenidos los viernes. Finalmente, un examen anual y un examen final de la carrera garantizan una formación de EXCELENCIA, la que por otra parte es integral (no atomizada en 'órganos' y 'especialidades' que convierten a la comprensión del funcionamiento de un organismo completo en una quimera) y además es HUMANISTA, con el foco puesto en el humano y su sociedad. Las clases incluyen lo social y lo histórico buscando profesionales conscientes de su rol social e histórico.

La carrera comienza con una nivelación y contenidos comunes que se lleva a cabo en la ELAM ubicada en el oeste de La Habana, casi por playita Baracoa-Hollywood. Allí las chicas dormían en estancias para seis. Recuerdo algún caso de cleptomanía referido por mi sobrina respecto de una estudiante latinoamericana, bien resuelto por las 'tías' (celadoras). Una 'tía' suele ser una madre para los chicos tan jovencitos que se ausentan, tal vez por primera vez, no sólo de su familia, sino hasta de su país. Eso sí, como las buenas madres, las reglas en Cuba están para cumplirse y, por ejemplo, si un chico se quiere quedar durmiendo más allá de las 10.00 de la mañana la 'tía' o lo manda a enfermería o lo pone a ayudarla con la limpieza del área. Las habitaciones cuentan con amplios baños. Ésos dos primeros años es el período de beca propiamente dicho.

Luego de aprobar esos cinco semestres, son derivados a alguno de las restantes unidades prestacionales-formadoras de la isla. A mi sobrina le tocó Santa Clara, la ciudad del centro de la isla que fuera tomada por nuestro compatriota, el adorado Che Guevara en la guerra revolucionaria.

En Santa Clara, provincia de Villa Clara, donde se produjeron los combates que terminaron de decidir la revolución (Tren Blindado, Jefatura de Policía, Loma del Capiro), funcionan la Universidad de Ciencias Médicas y la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Esta última, sede de diversas carreras de las ramas exactas y/o humanísticas (12 facultades, 33 carreras), se ubica a 10 kilómetros del casco urbano, pero la UCM está dentro de la ciudad casi en el límite, en el mismo predio que el Hospital Psiquiátrico, aledaña a los hospitales Infantil y Materno, separados a su vez por una avenida del importante Hospital Regional Clínico Quirúrgico Arnaldo Millán. En ese importante centro médico-académico los estudiantes estudian y realizan prácticas mientras terminan de formarse. Su desempeño allí ya no se considera "beca" y sus emolumentos ya configuran un sueldo, con las responsabilidades propias de cualquier trabajador de la salud. 

Yo estuve unos cuantos días en Santa Clara, aproximadamente 9 de ellos alojado en el Hotelito "Villa Latina" del campus, destinado a familiares de los estudiantes e invitados a seminarios, conferencistas, etc. Muy cerca del hotelito estaba el comedor de los estudiantes sudafricanos (esa nacion africana solventa el estudio de medicina en Cuba de las partes mas desafortunadas de aquella sociedad estigmatizada por siglos de segregación racial). Visité en un par de ocasiones la parte de dormitorios de los estudiantes, tomando el sendero por un par de cientos de metros y cruzando el puente peatonal que une a las instalciones del campus, situadas a un lado y otro de la circunvalación de Santa Clara. Allí hay cuatro edificios: dormitorios de las estudiantes cubanas, de los chicos cubanos, de las niñas extranjeras y, por último, de los varones extranjeros. Cada uno de ellos dispone de cuatro niveles con dormitorios para 12 estudiantes.

Las becas cubanas están destinadas a jóvenes provenientes de sectores de bajos recursos y población originaria de los restantes países de latinoamérica, pero también hay estudiantes de Nueva York, afríca, Europa y Asia. Por ejemplo, conocí en Santa Clara a Lamina, una niña saharaui crecida como refugiada en España. Mi sobrina fue becada no por la situación socioeconómica familiar (que es mucho mejor que la de los otros argentinos becados), sino por su militancia social y en derechos humanos.
Calles interiores del campus de la Universidad de Ciencias Médicas (UCM) de Villa Clara

Playón deportivo, UCM Villa Clara

Patio del Hotelito Villa Latina, UCM de Villa Clara
Una cosa que me llamó la atención fueron los estudiantes pakistaníes, con sus peculiares atuendos. Los pakistaníes estudian en Cuba, autosolventados por sus familias. Qué ironía, ¿no? un país tan dependiente de EEUU tiene que enviar a sus hijos de no tan altos recursos a formarse con el enemigo de su patrón, esa violenta potencia mundial. Y ya mencioné a los muchachos y muchachas sudafricanos, becados por su país, virtualmente excluídos en su propio suelo por un sistema universitario elitista y que rezuma racismo.

El sistema de salud cubano es casi un sueño para todos aquellos que creemos que la salud es un derecho humano y no un negocio, para quienes luchamos día a día por un sistema de salud al servicio de todos los habitantes y no al servicio del enriquecimiento de los profesionales. Por ejemplo, cuando una madre cubana no asiste al control mensual de su pequeño, el agente de salud asiste a la casa del niño para recordarle y ver qué está pasando. Los pacientes tienen a pocas cuadras de su casa una unidad de salud primaria con disponibilidad para diagnosticarlos y tratarlos, salvo que deban derivarlo a unidades de complejidad media o a especialistas. En caso de necesidad, allí están los hospitales de mediana o alta complejidad, correctamente equipados.

He sido testigo, tres veces, de las bondades de la atención. En una de ellas acompañamos a la esposa del hermano de una amiga cubana con un ataque de presión a la guardia del Hospital Millán. Eran las 22.30 horas y yo pensé para mis adentros (malacostumbrado a la -des-atención de salud santafesina) "hasta la una de la mañana no vuelvo al hospedaje". Falsa alarma: La señora salió a las 22.50, diagnosticada y con receta.

Otro de los contactos fue con una gran especialista en aparato digestivo la Dra. Elida González González, quien revisó a mi hermana y nos dio una cátedra, a la familia y a sus educandos, sobre su infrecuente enfermedad (Colangeitis esclerosante primaria o Cirrosis Biliar Primaria, como se la denominaba no muy acertadamente hace muchos años) y el adecuado tratamiento. 

Me hizo acordar mi sobrina que la hermosa Cuba le regaló a Luciana tensiómetro y estetoscopio al finalizar el primer año de cursado. ¿Querés algo más, langosta tal vez?

No contenta con esto, Cuba envía misiones médicas a gran parte de latinoamérica, asia y áfrica, para que sus excelentes profesionales de la salud atiendan a la población más desfavorecida, abandonada por sus médicos-comerciantes. En esta opulenta y desigual Argentina, sin ir más lejos, decenas de miles de personas de bajos ingresos han mejorado o recuperado la vista gracias a Cuba, mientras sus compatriotas más favorecidos por la herencia y el capitalismo, pueden atenderse en dólares en EEUU, Europa e Israel o con los propios médicos comerciantes argentinos.

Me olvidaba: Cuba no exige contraprestación profesional, más aun: el profesional es formado para desempeñarse en su patria y brindarse a su pueblo. El título cubano en medicina es reconocido por las instituciones médicas argentinas y perfectamente viable para desempeñarse aquí.

¡Viva la revolución cubana! ¡Libertad a los cinco!




Esteban Cámara
Santa Fe, 4 de noviembre de 2014.

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