jueves, 26 de septiembre de 2013

¿Sólo un mal sueño?

Cuando todavía no había finalizado el rescate de los 33 mineros chilenos atrapados 70 días por un derrumbe en la mina San José, Copiapó, norte de Chile, en octubre de 2010, me desperté con un mal sabor en el alma. Había tenido una extraña pesadilla.

Al derrumbe lo había causado la geología, pero a las condiciones inseguras e inhumanas de la mina las causaron la codicia empresaria, el afán de obtener ganancias antes de cualquier valor, el neoliberalismo y el capitalismo. 

Mi sueño se lo debo al asco que me dió el regodeo y vedettismo de Piñera y otros negreros, actuando como si el fuera el salvador de los trabajadores cuando sabemos que es todo lo contrario...

Los rescatistas, una vez salido el último minero, se rebelaban y se negaban a salir del pozo en protesta por las malas condiciones de trabajo y la explotación de los mineros y de los trabajadores chilenos en general y por el genocidio que sufre, entre otros, el pueblo mapuche.

Entonces, Piñera-chet armaba un grupo de tareas compuesto por ex agentes de la Dina de Pinochet, ex guardias de los campos de concentración de los estadios Chile y Nacional (incluso el que le cortó las manos al querido músico Víctor Jara) y personal de la FACH que colaboró personalmente y muy a gusto con los ingleses durante la guerra de las Malvinas. 

El grupo de tareas tomaba el pozo con "máximo perjuicio", asesinando hasta al último rescatista entre los vítores de los empresarios, de los periodistas de El Mercurio y otros similares, de los representantes de los países del primer mundo y de los funcionarios del gobierno nacional chileno.

Apenas me desperté supe que era un sueño: las contradicciones ideológicas y de clase rara vez se expresan tan claramente.



Esteban Cámara

Octubre de 2010

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