domingo, 4 de noviembre de 2012

Semiosis capusottiana

Algunas extravagancias bajo el pretexto de interpretar al genial Diego Capusotto, y a sus personajes de "Peter Capusotto y sus videos".

Cuando salió Micky Vainilla, el músico neonazi amanerado de bigotito hitleriano que vive diciendo cuando lo acusan por sus prejuicios y su violencia racial y de clase, "No sé de qué me hablan, yo sólo hago Pop, Pop para divertirse", era justo durante el apogeo de un grupo pop, Miranda, y muchos pensaron que Vainilla era una crítica o joda a ellos. En realidad no tenía nada que ver más que con el estilo musical.

Este caso me dió la punta para intentar esta especie de semiosis de Capusotto: En realidad el genial humorista está haciendo la crítica del diversionismo. A esto de "diversionismo" dejando de lado otros probables significados, lo vamos a definir acá como la instrucción que da el establishment capitalista, el verdadero poder, los grandes conglomerados empresarios, los intereses económicos o lo que sea que queramos definir como los que marcan el paso del consumismo y la exacerbación de lo burgués y pasajero para que la gente sólo piense en consumir y en el presente. ¡Diviértanse, nos dicen continuamente desde la televisión, ir a bailar es lo único que importa! ¡El más vivo es el que chupa más! ¡El pibe que fuma es más macho! ¡La piba que fuma es más seductora! ¡El pibe más piola es el que usa a las minas como objeto y las descarta después de cogérselas! Y así por el estilo.

Bueno, es a eso a lo que hace referencia Capusotto, digo. Al fascismo que se oculta detrás del mandato de que la diversión consumista es lo más piola que hay. No tiene nada que ver con Miranda ni siquiera con lo Pop, específicamente, aunque la música pop sea una de las más adocenada y que más fácilmente se presta a esto que acabo de definir como "diversionismo".

Pero me parece que atrás de esto lo mejor para analizar es el periodista que lo reportea y que cuando, tímidamente, osa acusarlo de nazi o discriminador, Vainilla le tapa la boca con algún dislate como: "Vos parece que no sabés que nosotros le ponemos en el basural una mesa con mantel para que puedan comer la basura con más dignidad". Y el boludo del periodista (nunca más que una voz en off) se queda sin palabras, no le puede retrucar y le termina pidiendo disculpas. Esta escena, tantas veces vista en la vida real, por desgracia, yo colijo que representa la falta de método analítico de este "bien intencionado", aunque epidérmico periodista pequeño burgués, la falta de sustento ideológico para poder poner en evidencia la locura derechista del personaje. Éste es para mí el personaje más valioso, el "caritativo" aunque cómplice, clase media - medio pelo argentino que entrevista al fascista personaje: Aquel que termina siendo su cómplice por falta de elementos científicos de análisis y por falta de perspectiva de clase.

El caso de Pomelo también es muy representativo. Algunos quisieron ver en este personaje una crítica puntual a Juanse de los ratones paranoicos o a Calamaro, tal vez por una semejanza de aspecto. Nuevamente, hay que abrir mucho más el "bocho": Es una gastada a los que creen que el rock es sólo exceso, romper hoteles, faltarle el respeto a las mujeres y boludeces como esas. Hay siempre en Capusotto la nostalgia de lo que no fue, de lo que se pretendió ser en algún principio, esa promesa del rock de ser parte de una rebeldía de ser la vanguardia mental y de los sentidos de un cambio permanente que abandone el consumismo y el individualismo. Ya sabemos qué pasó. Y como parecen habernos dejado a cambio ese anarquismo de nenes con mucha guita, Capu lo denuncia a través de Pomelo.

Bombita Rodríguez, el cantante de música pedorra con letras izquierdistas (marxismo, peronismo, maoismo, trotskismo, ERP, FAP-FAR, Montoneros, Tendencia) con una ensalada y un desparpajo muy setentista (aunque algo más revuelto, más mezclado que en esa época), cuya comicidad fue interpretada por algunos como devenida del anacronismo y por algunos militantes de aquella época (los menos, por suerte) como una burla a la militancia setentista. En realidad lo gracioso está en usar como soporte ideológico subversivo a la música de mierda asociada al pasatismo, del tipo de la de palito ortega. Y a eso sumale la "melange": Mao-Perón-Trotsky-Marx o cuando usa como interjección o apoyo rítmico (como hace precisamente Palito Ortega), indistintamente ¡Fap-Farrrr! o ¡JejERP!, cuando en aquella época o eras de uno o eras del otro. No eran organizaciones enemigas pero eran lo suficientemente distintas, FAP-FAR (que terminarían confluyendo con Montoneros) y el ERP (del PRT, trostkistas que consideraban al peronismo como un fenómeno burgués y por lo tanto excecrable, salvo la fracción ERP-22 de agosto) y ningún militante se hubiera considerado parte de las dos al mismo tiempo. Ésos son los soportes de lo cómico en Bombita, la superposición inaudita y el soporte musical bobalicón para ideologías sumamente densas, no la burla al peronismo o a la militancia, tampoco el anacronismo. Igualmente el personaje es evidentemente muy querido por el cómico, militante en aquellos años, como su personaje, del ala izquierda del peronismo.

En definitiva, siempre en Capusotto hay que abrir mucho más la mira, salir de lo inmediato y buscar los conceptos más, mucho más, generales. No es un humor fácil, no es el humor del cómico que hace reir porque le toca el culo a la vedette o porque se burla de los gordos o de los inmigrantes



Esteban Cámara

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