jueves, 22 de noviembre de 2012

Desde Maquiavelo a ...

Releyendo El Príncipe de Maquiavelo encontré una frasecita que me resultó muy evocadora, transcribo:


"En suma, en las tropas mercenarias hay que temer sobre todo las derrotas; en las auxiliares, los triunfos. Por ello, todo príncipe prudente ha desechado estas tropas y se ha refugiado en las propias, y ha preferido perder con las suyas a vencer con las otras, considerando que no es victoria verdadera la que se obtiene con armas ajenas.

Luego de pensarlo un par de minutos me dí cuenta de que me recordaba a esto:

"Manuel Mandeb, que casi siempre oficiaba de elector, observó que sus decisiones no siempre recaían sobre los más hábiles. En un principio se creyó poseedor de vaya a saber qué sutilezas de orden técnico, que le hacían preferir compañeros que reunían… ciertas cualidades. 

Pero un día comprendió que lo que en verdad deseaba, era jugar con sus amigos más queridos. Por eso elegía siempre a los que estaban más cerca de su corazón, aunque no fueran los más capaces. 

El criterio de Mandeb parece apenas sentimental, pero es también estratégico: uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán y lo perdonarán. 

Un equipo de hombres (y mujeres) que se respetan y se quieren es invencible. Y si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con los extraños o los indeseables."

Seguramente se habrán dado cuenta de que se trata de "Instrucciones para elegir en un picado", de Alejandro Dolina.

Alguien dijo hace un par de siglos, "No hay nada nuevo, salvo lo que se ha olvidado". No sé si es tan así, pero creo que todo, o prácticamente todo, tiene un precursor, un sustento, que todo, o casi todo lo que hacemos puede considerarse una mejora de algo anterior.

Secundariamente, quiero llamar la atención sobre la distancia que hay entre aquel texto y la imagen deshumanizada y utilitarista que le ha adjudicado a Maquiavelo desde la iglesia católica, seguramente por el enfoque no idealista de la política del genial florentino.





Esteban Cámara

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